Por qué existen los grupos que torturan y causan dolor
¿Por qué algunas personas aparentemente ‘normales’ causan daños y dolor (en guerras, masacres, acciones terroristas, violencias, torturas, etc.) en grupo?
«Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo».
Creo que la cita de Ortega y Gasset, con la que he empezado este documento, es muy adecuada para contestar a esta pregunta.
En general, la sociedad suele pensar que el daño y el dolor solo lo causan individuos fanáticos, psicópatas, etc., pero ninguno estamos exentos de causar daño o dolor a otros. Diferentes contextos y diferentes circunstancias pueden hacer que uno “no se conozca a sí mismo”.
La patología grupal refleja como el endogrupo ejecuta conductas destructivas sobre el exogrupo –otros grupos o personas- para herirlo, por ello la pregunta del enunciado no se puede contestar analizando solo al individuo porque es importante analizar el grupo para contestarla.
La psicología social aporta algunas explicaciones que nos ayudan a entender este fenómeno, patología grupal, el cual ha estado con nosotros desde el principio de los tiempos. A continuación, expongo algunos de los múltiples factores que influyen en dicho fenómeno.
La necesidad de pertenencia al grupo, de afecto y de aceptación son claves para, a veces, aceptar escenarios opuestos a nuestra forma de pensar. Tal y como explica Mababu., R., (2014) cuando cita a Tajfel “… aunque la persona no sepa quiénes son los otros miembros de su grupo, y desconozca quiénes son los miembros del exogrupo, surge rutinariamente una fuerte tendencia a favorecer al grupo”.
La historia está llena de guerras, masacres, matanzas, etc., con ejecutores que eran hombres categorizados socialmente como “buenos”. Cualquiera puede ser el ejecutor de estas acciones, la clave está en despersonalizar al individuo, desvincularlo de su identidad y eximirle de toda responsabilidad. De esta forma se obtiene una persona totalmente diferente a la original.
La conducta está influida por la cultura, el contexto y la circunstancia. Un contexto de sumisión y obediencia pude ser muy peligroso para cualquier sujeto.
Es importante resaltar el papel de los roles e ideologías de grupo, los cuales derivan en los estereotipos y contribuyen a la despersonalización del sujeto. Cuando se ejecuta un rol, a veces, no hay lugar para la reflexión sobre el bien o el mal. Será el rol el que dictamine las reglas y normas. El rol es la excusa perfecta para diluir la responsabilidad y librarnos de todo remordimiento o culpa.
Por otro lado, todo lo anterior se magnifica con el efecto grupo, el cual te margina y castiga si no cumples las exigencias del rol asignado. La obediencia no entiende de ética, moral o afectos. Un contexto de obediencia y sumisión influye en la conducta tanto como para deshumanizar a una persona independientemente de los antecedentes culturales y educativos de esta.
Pero también hay excepciones, la historia también está llena de héroes, de personas que siguieron sus valores y principios hasta el final, personas a las que la presión grupal, el rol, o el contexto no les influenció.
Considerando la sociedad en su conjunto como un grupo, ¿es posible evitar que sucedan estos comportamientos patológicos grupales?
Evitar que sucedan comportamientos patológicos grupales es una meta muy difícil, pero no imposible. El problema principal son los diversos intereses que se esconden detrás de la creación de estereotipos y perjuicios. Más que evitar los comportamientos patológicos grupales habría que empezar por desmantelar los intereses que hay detrás de la creación de estos estereotipos o perjuicios. Pero esta labor si es imposible, pues no todo el mundo tiene los mismos intereses y además entramos en un debate distinto, un debate sobre el bien y el mal.
En cualquier caso, y dejando a un lado los distintos intereses políticos, sociales, etc., las patología grupal se puede evitar mediante la tolerancia y la educación contra la discriminación, contra el racismo, etc.
A pesar de que la hipótesis de contacto tiene muchas críticas más que desecharla habría que corregir sus debilidades. No solo el endogrupo discrimina, el exogrupo también lo hace. Este también puede ser radical y también puede ser racista. Solo a través de una educación basada en la tolerancia se pueden corregir el comportamiento patológico grupal.
Hay que intentar construir una opinión objetiva y no dejarse llevar por el sentido de pertenencia, esto es una responsabilidad que todos tenemos. Si ocurre una injusticia y nadie la denuncia ya sea por miedo, por vergüenza o por no desentonar mañana ya no será una injusticia sino que será algo normal. Todos tenemos la responsabilidad de intentar ser más objetivos y no dejarnos llevar por la opinión general, por lo que diga la mayoría. Hay que hacer un esfuerzo para reflexionar.
Autora Psicóloga Rebeca Carrasco
BIBLIOGRAFÍA
Mababu, R., (2014). Psicología de los grupos. Madrid: Ediciones CEF.