Psicología Personas Autoritarias
Las personas autoritarias
Seguramente te has encontrado a lo largo de tu vida personas que definirías como autoritarias: tienen cierto tono agresivo, siempre hay que hacer lo que dicen, imponen respeto e incluso miedo y difícilmente se les puede llevar la contraria, ya que para ellos su propio criterio es el único aceptable. Son personas que nos pueden llegar a anular, que nos hacen sentir mal y que, dependiendo de tu personalidad, acabarás o temiendo u odiando.
Cómo reconocer a las personalidades autoritarias
9 puntos para reconocer a una persona autoritaria:
1. Intentará imponer su criterio sin dar justificaciones
La persona autoritaria está convencida que tiene la razón y, junto con que cree que está por encima de los demás, no piensa ni sabe que debe respetar a las demás personas que están a su lado. Este hecho se llama “no mentalizar al otro” esto es, no es capaz de ver al otro como una persona con necesidades propias. Cuando la persona autoritaria está en modo protectora, impondrá cosas positivas a los demás, a modo de regalo o favor, pero siempre esperará que la otra persona acepte o haga lo que le propone. Cree que eso es lo mejor para el otro y el otro debe hacerlo aunque no quiera. Cuando la persona autoritaria está “de malas”, intentará que el otro haga lo que desea usando la fuerza, el chantaje emocional o la amenaza, llegando a importarle muy poco los valores como la amistad, el compañerismo o el amor, lo único importante es que se cumplan sus deseos.
2. Siempre creen tener la razón
Hay que recordar, como hemos visto en el punto anterior, que no mentalizan a las personas, por lo tanto, si yo no puedo ver a la otra persona como alguien con pensamientos, sentimientos, opiniones y necesidades propias, entonces es lógico que yo siempre sea dueño de la verdad. No pueden entender los puntos de vista de los otros, digamos que la empatía no es su fuerte, aunque con un buen trabajo terapéutico esto podría poco a poco revertirse.
3. Se creen líderes pero en realidad no lo son
¿A qué me refiero con esto? Pues a que no es lo mismo ser superior o jefe, que líder. Es algo que en la psicología social y de empresa se tiene muy claro. Un líder es alguien que nace, no que se impone. El líder surge en un grupo de manera natural, inspira, la gente lo quiere seguir porque se sienten bien y motivados a su lado, es alguien que toma decisiones teniendo en cuenta a todo el grupo, no a sí mismo, es quien mueve al grupo en una buena dirección y no tiene problemas en ser el primero al pie del cañón por el beneficio de todos. La persona autoritaria, sin embargo, se cree líder pero no lo es. Impone su propio criterio y se enfada o se ve traicionado cuando los demás no lo siguen. Lo que no es capaz de ver es que, debido precisamente a su carácter autoritario, el grupo suele tarde o temprano querer separarse de él o ella, quedándose a su lado o las personas que también ostentan a puestos de poder, o las personas que tienen rasgos sumisos.
4. Quieren ser los jefes o superiores.
Fuertemente relacionado con el punto anterior. La persona autoritaria siempre querrá tener un puesto de poder porque es en este lugar donde más fácilmente impondrá sus deseos y sentirá que tiene el control. Creen que llegando a estos puestos pueden hacer lo que ellos quieran, sin respetar muchas veces los derechos de las personas a su cargo.
5. Necesidad de mostrar sus logros.
La persona autoritaria necesita mostrar sus logros y posicionarse en un lugar privilegiado dentro del grupo, donde la atención se dirija hacia ellos y donde tengan la capacidad de decidir qué se hace en cada momento y de decir qué es lo que está bien y qué es lo que está mal. De este modo, se va justificando a sí misma el por qué tiene la autoridad y se va reforzando falsamente su autoestima y autoconcepto.
Si la persona autoritaria tiene un poder demasiado alto, no necesitará crear estas autojustificaciones e impondrá por la fuerza su poder, sin necesidad de dar explicaciones ni tener que mostrar sus logros, esto pasa en ciertos gobiernos o momentos históricos, ejemplos no faltan en la historia de la humanidad.
6. Exigen y cambian las reglas del juego de manera arbitraria
La persona autoritaria cree que los demás deben hacer lo que ellas dicen por lo que van a exigirles cualquier cosa, en los plazos de tiempo que ellas consideren independientemente si son reales, y tenderán a cambiar las reglas del juego cuando les convenga en función de sus necesidades y deseos. Esto irá creando un mal clima a su alrededor, puesto que las personas se sentirán despreciadas o poco valoradas, así como ninguneadas. No entienden que los sistemas se rigen por reglas que dan orden y que, para variarlas, siempre debe intentarse que sea a mejor y que no dependen de ellos mismos, sino de todo el sistema. Esto puede aplicarse a las relaciones de familia y pareja, relaciones laborales, gobiernos, etc.
7. Pueden ridiculizar y minusvalorar a quienes les rodean.
Al creer que son especiales y que siempre tienen la razón deben crear una falsa ilusión de que los demás son inferiores, tienen menos capacidades que ellos o que toman decisiones erróneas. Las personas autoritarias no podrían tolerar darse cuenta que otras personas son tanto o más exitosas que ellas y que tienen incluso más capacidad de tomar decisiones, por ello necesitan dejarles por debajo. Esto se consigue menospreciando a los otros y llegando incluso a ridiculizarles. Estas justificaciones y menosprecios pueden llegar incluso a ser absurdos, pero para la persona autoritaria son mecanismos de defensa que sostienen su autoestima y autoconcepto.
8. Agresivos, manipuladores o protectores
Es verdad que las personas autoritarias tenderán a la agresividad, especialmente cuando el ambiente se lo permita, por ejemplo en sistemas políticos totalitarios o personas con poder dentro de un sistema: poder socioeconómico, poder en la institución como jefes, poder en la familia como padres o madres, etc. La agresividad puede manifestarse de forma oral (gritando, insultando, menospreciando, mandando, etc.), o de forma física si es permitido en el contexto, aunque no siempre pueden llegar a ello, sí tenderán a ser impulsivos y reactivos a las cosas que no les gustan.
Sin embargo esta característica puede quedar encubierta y ser usada desde otra forma mucho más difícil de detectar: el pasivo-agresivo o el cuidador. Las personas autoritarias, antes de llegar a la agresión directa, pueden intentar manipular a través de las emociones (con lo que yo he hecho por ti, mira qué triste me dejas, no puedes hacer eso sin mí…) o a través del cuidado, haciendo siempre que las demás personas los necesiten, no dejando que evolucionen, etc. (en las relaciones de pareja, esto se llama codependencia).
9. La persona autoritaria tiende a repetir el patrón.
La persona autoritaria repetirá su patrón, de una forma u otra, en diferentes contextos y situaciones, así como con diferentes personas. Quizás frente a otras figuras de poder, que ellos consideren por encima, pueden mostrarse sumisos o complacientes. Sin embargo esto no tiene por qué darse.
Espero que este artículo os sirva para reconocer y protegeros de las personas autoritarias.
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