Estrés en el tiempo libre y en vacaciones ¿Existe?
EL ESTRÉS EN EL TIEMPO LIBRE Y EN VACACIONES ¿EXISTE?
Es común el contabilizar los días que quedan para vacaciones, quejarse del cansancio, de la falta de tiempo libre, de la vorágine en la que vivimos que no nos permite tener tiempo para nosotros mismos o para realizar actividades que nos resulten placenteras. Pero ¿cuándo podemos hacer todos esto? ¡En vacaciones! Sin embargo, muchas personas sufren de estrés en vacaciones, no pueden disfrutar de su tiempo libre, están irritables, sienten desasosiego ante el ocio y tienden a mantenerse igual o más ocupados aún que cuando están atados a sus obligaciones.
Vivimos en una sociedad que aboga por la calidad de vida, por trabajar para vivir y no vivir para trabajar, pero muchas personas viven para trabajar y suelen permanecer más estables emocionalmente trabajando que durante las vacaciones.
Es común fantasear con lo que vamos a hacer cuando estemos de vacaciones, cuando tengamos tiempo libre y podamos realizar una escapada a la montaña, a la playa, disfrutar de un buen libro, de una charla en buena compañía, pero en ocasiones puede generar tanto miedo, esa incertidumbre, esa disponibilidad, que hay personas que pueden llegar a evitarlo.
CONOCE QUE ES EL ESTRES Y CÓMO SUPERARLO
¿Cómo puede existir el estrés en el tiempo libre?
El modo en el que una persona vive su día a día, condicionada a horarios, a cumplir exigencias, expectativas, etc. Muchas veces nuestro tiempo de ocio, ni siquiera es decisión de uno mismo, sino de lo que una agenda dicta. Suelen ser periodos breves, en los que muchas personas están pensando en lo siguiente que tienen que hacer o navegando en internet o en redes sociales, es decir, siguen ocupados, aunque sea tiempo libre.
Cuando la actividad cesa, cuando el período de descanso llega, la transición puede provocar angustia, ansiedad, miedo, malestar, estrés sino sabemos desconectar. No es un descanso reparador, si no hay un descanso real. Con esto no queremos decir que la persona tenga que permanecer sin hacer nada.
Pensar en ¿cómo planificáis las vacaciones? ¿qué ocurre si las cosas no salen cómo habíais planeado? ¿si perdéis un día porque se retrasa un vuelo? ¿si no podéis visitar esa playa o ese museo que queríais ver? Según sean vuestras respuestas podréis saber si sufrís estrés en vuestro tiempo libre.
Si la mayoría de las situaciones están planificadas hasta el más mínimo detalle y que algo no salga como está planificado hace que no disfrutéis del periodo estival, que os enfadéis o que perdáis la perspectiva de todo lo que podéis hacer, que algún hecho aislado empañe vuestro viaje, perdiendo la ilusión por el lugar que queríais visitar o no dando importancia a la compañía, etc. Siento deciros que sois de las personas que sufre estrés en vacaciones.
Por supuesto que a veces las cosas no son como queremos, la incertidumbre, los cambios, son algo con lo que debemos contar en nuestro tiempo libre, porque no todo depende de nosotros, ni tiene que hacerlo, porque todos nos merecemos un descanso.
¿Qué podemos hacer para disfrutar plenamente de los momentos de ocio?
Lo primero es aceptar esa angustia de pasar de estar muy activos de manera obligatoria a poder decidir por nosotros mismos lo que queremos hacer. Para esto es importante tener autocontrol sobre nosotros mismos y escucharnos en todos los sentidos para darnos cuenta de lo que nos está ocurriendo física y mentalmente. No dejarnos envolver por ese deseo irreal de hacer y de controlar absolutamente todo, probar. Relativizar si algo no sale bien, buscar la solución en lugar de enfocarnos en el problema y a partir de ahí disfrutar, no se trata de hacer como sino pasara nada, sino de que cada uno pueda darse cuenta de la calidad de su tiempo de ocio y de las infinitas posibilidades que puede tener si nos escuchamos realmente. Poder pararnos a nosotros mismos.
El verdadero tiempo de ocio consiste en disfrutar, en gozar de lo que hagamos, dando igual si es un viaje espectacular o poder cenar tranquilamente con nuestros amigos. Conseguir que nada tire de nosotros, que no nos domine ese impulso de buscar que hacer.
Darnos cuenta es el comienzo, mantenernos atentos a nosotros mismos, fomentar la compresión y la aceptación de que cuando no estamos acostumbrados a disfrutar de tiempo libre es muy probable que los primeros días o las primeras veces estemos desconcertados, intranquilos o incluso lleguemos a aburrirnos. Por esto, no hay que cometer el error de llenarnos de actividades sin pensar en sí realmente nos resultan satisfactorias, si nos apetecen o si simplemente nos mantienen ocupados.
Si conseguimos mantenernos firmes, comprobaremos que poco a poco el malestar va disminuyendo, disfrutaremos y es muy probable que se nos ocurran ideas geniales. Nuestra creatividad irá floreciendo, a medida que nos concentramos en simplemente estar. Es de gran ayuda realizar algún tipo de relajación, meditar, practicar mindfulness, para mantenernos en el aquí y el ahora y no caer en el hacer, planificar y “rellenar” nuestro tiempo sin desearlo.
Si no sabemos cómo empezar podemos por ejemplo cambiar el “tengo que” por “quiero y/o deseo…” y ahí añadir lo que realmente queremos o deseamos en nuestro tiempo de ocio, lo que nos resulta esencial y es muy probable que el resultado sea sorprendente y gratificante. A través de esta actividad aprenderemos de nosotros mismos, a estar con nosotros, a conocer nuestros verdaderos deseos y motivaciones y ¡qué mejor momento para hacerlos realidad que en nuestro tiempo de ocio ¡porque como decía Walter Benjamin: “La felicidad es volver a uno mismo y no asustarse”.
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