Consecuencias psicológicas de sufrir racismo y discriminación racial
Consecuencias psicológicas de sufrir racismo
Racismo y discriminación racial
Se conocen datos de la existencia del racismo o discriminación racial, desde que se colonizó América, aunque es muy probable que esta creencia de pertenencia a una raza o grupo superior con respecto a los demás, existiese mucho antes.
Esta creencia de superioridad, socialmente condenada, se caracteriza por sentimientos de odio, falta de empatía, persecución y discriminación de los que consideran inferiores y en muchos casos violencia también física.
La vida cotidiana de la persona que sufre el racismo puede convertirse en un infierno diario.
Se ven sometidos a estereotipos, discriminación a nivel social e institucional, violencia, desigualdad, etc. Si nos paramos a pensar un momento, incluso en nuestro lenguaje cotidiano, usamos expresiones racistas, como frases hechas y/o refranes, estando esto, muy normalizado.
Verse inmerso en esa vorágine a diario puede conllevar consecuencias, tanto físicas como psicológicas, de hecho, está demostrado que, el sufrir conductas e interacciones racistas, influye en la modulación del cerebro de los niños.
Se sabe que la exposición crónica al racismo afecta el funcionamiento de áreas cerebrales implicadas en el control del pensamiento y de las emociones.
Sin embargo, sorprende que sea un área muy poco investigada en psicología, teniendo en cuenta la gravedad que pueden llegar tener las secuelas psicológicas.
¿Cuáles son las principales consecuencias de sufrir racismo?
Los principales problemas y consecuencias de sufrir el rasismo son:
- Baja autoestima: Desarrollo insuficiente de la percepción de sí mismo en positivo, de cómo se sienten y de como se piensan, junto con elevados sentimientos de desesperanza.
- Autoconcepto distorsionado: Unido a la baja autoestima, internalizan un concepto erróneo de ell@s mism@s, con atribuciones negativas que se van instalando poco a poco y generando sentimientos de inferioridad, vergüenza de sí mism@s.
- Estrés: Nos referimos tanto al agudo como al crónico. Estas personas permanecen hipervigilantes para protegerse, para prevenir el daño tanto físico como mental, que otros le puedan infringir. Esta activación del organismo se vuelve desadaptativa provocando malestar a nivel físico, como cefaleas, diarreas, somatizaciones cutáneas y a nivel psicológico, siendo frecuentes los problemas de sueño, ataques de pánico ante interacciones sociales en las que se sienten en peligro, ansiedad, depresión, etc.
- Desconfianza: Dudan constantemente de las personas que les rodean, de las relaciones, por el miedo a ser dañadas.
- Ira: La represión, la incomprensión tanto externa, como interna de lo que les ocurre, el trato discriminatorio, etc., hace que en muchos caso, la forma de poder expresar el malestar interno sea de una forma desproporcionada, pudiendo llegar a usar la violencia.
- Aversión de grupo de iguales y de sí mismo: Otra de las consecuencias de sufrir el desprecio externo, es que pueden llegar a interiorizar ese odio y esa denigración, hacia ellos mismos y hacia su grupo de iguales. Esto se conoce como endorracismo, la persona se desprecia y discrimina a sí misma por lo que ha aprendido del exterior.
- Aislamiento: Además de provocado por la discriminación, hay una parte que tiene que ver con varias situaciones como poder protegerse, como sentimientos de vergüenza, el no querer que sus personas queridas lo sepan. Nadie quiere reconocerse, ni verse como alguien victimizado.
- Autodestrucción: Son comunes las conductas lesivas tanto externamente, asociadas al color de su piel como internas, relacionadas habitualmente con el consumo de sustancias. En muchos casos, se sienten culpables por ser como son.
- Indefensión aprendida: Comportarse pasivamente o no enfrentar la situación, se convierte para muchas personas en la forma de evitar e intentar protegerse de las agresiones tanto físicas como verbales. Los sentimientos de impotencia son tan elevados que la inacción cree que es la única respuesta, no confían en que la situación pueda cambiar.
- Revictimización: En los casos en los que deciden contarlo, se pueden encontrar sin redes de apoyo. Enfrentarse a desestimación de su experiencia, a la minimización de lo que haya ocurrido, responsabilizando a la víctima de ello.
- Trastornos mentales: La inestabilidad emocional, las emociones y sentimientos negativos desarrollados por las situaciones vividas y por las creencias erróneas de ell@s mis@s desencadenan principalmente en trastornos relacionados con el estado de ánimo como ansiedad, depresión, distimia, pudiendo desarrollar también trastornos de personalidad.
¿Qué se puede hacer ante la discriminación y el racismo?
Como comentábamos al principio, incluso en frases que usamos de manera cotidiana hay descalificaciones racistas, lo que es una muestra más de lo sutil que pueden llegar a ser la discriminación y el maltrato de las personas que lo sufren.
Para poder erradicar esta lacra social del racismo y las conductas racistas, es fundamental la prevención desde la infancia.
Educar e inculcar a l@s niñ@s valores como solidaridad, igualdad, amistad, tolerancia, respeto, etc., para que aprendan a convivir en armonía.
Aprender que significa la diversidad y que ser diferentes solo significa eso, no que seamos superiores ni inferiores a los demás.
A nivel sociedad, hay que seguir trabajando y luchando contra los estereotipos, la falta de información, los prejuicios, etc., que generan sentimientos de odio.
No olvidemos, como dijo Nelson Mandela que “nadie nace odiando a nadie por el color de su piel, o su origen o su religión”.
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Autora: Oceanía Martín Recio