Adolescentes y autolesiones
ADOLESCENTES Y AUTOLESIONES
Como es la etapa adolescente y que factores juegan un papel importante
Que genera patología en la etapa adolescente y por qué se llega a la autolesión.
La adolescencia es una etapa del desarrollo conocida como un periodo de transición donde se producen multitud de cambios, a nivel físico, cognitivo y hormonal, en un periodo muy corto de tiempo. Durante este tiempo, el cuerpo deja progresivamente de ser el de un niño, para pasar a ser el de un adulo. Mientras este tipo de cambios tan abruptos suceden, se desencadenan una serie de alteraciones, sobre todo en el plano de la personalidad y la identidad del adolescente, que hacen que esta etapa se convierta en un periodo de especial riesgo y vulnerabilidad a la hora de padecer algún tipo de psicopatología.
Para entender mejor esta vulnerabilidad hay que entender con más detalle algunos fenómenos biológicos: el proceso de mentalización, la sexualidad y la búsqueda de novedad.
Factores que intervienen en la etapa adolescente. Como estos pueden desencadenar en trastornos psicológicos.
La mentalización, conocida como la capacidad de poder regular los estados internos propios (estoy triste) y poder conectar con los estados internos de los demás (empatizar/parece que está triste por lo que le ha pasado), hace que podamos sacar una conclusión sobre nosotros y que los demás también puedan hacer lo mismo respecto a nuestra persona. Aunque es una habilidad necesaria para este proceso madurativo, puede ocasionar mucho sufrimiento al adolescente, ya que, si su autoconcepto es negativo (respecto al físico, a sus aptitudes académicas, sus habilidades sociales… etc.) lo más probable es que piense que todo el mundo le percibe de la misma forma.
Por otro lado, la sexualidad es otro de los aspectos que entran en juego en esta etapa. Es aquí cuando el adolescente toma conciencia sobre lo que implica el acto sexual y donde se inician los vínculos que tienen que ver con el terreno afectivo-sexual (primeras parejas). Aunque es un aspecto muy importante a desarrollar durante este periodo, si no se tiene la educación sexual y afectiva adecuada, podemos adentrarnos en relaciones sexuales de riesgo, relaciones de dependencia o incluso de maltrato.
Por último, otro de los factores que se producen de manera natural hace referencia a la búsqueda de novedad. Este factor guarda relación con el factor hormonal y neurofisiológico. Durante la adolescencia, nuestro cerebro se encuentra en pleno desarrollo y se produce algo que se denomina “poda sináptica”. Este fenómeno hace referencia a una reducción sustancial del número de sinapsis cerebrales, que se traduce en menor actividad en diferentes áreas corticales encargadas de la planificación y de postergar la recompensa (por ejemplo: si eres constante en el estudio, al final sacarás buenas notas o, si haces los deberes, luego podrás salir). En contraposición, otras áreas implicadas en la búsqueda de placer y sensaciones fuertes, se encuentran muy activas, lo que lleva al adolescente, en ocasiones, a “meterse en líos” por buscar esa adrenalina del momento y “no pensar dos veces las cosas”.
Interrelacionado con los factores individuales de vulnerabilidad, hay que resaltar algunos factores ambientales, también determinantes en el desarrollo de psicopatología: el grupo de iguales como grupo de referencia en la etapa adolescente (grupo de amigos) y los estilos de apego parental con los que hemos crecido.
En esta época los/as adolescentes viven un cambio estructural en el sistema de apego, ya que, donde antes los padres eran las principales figuras protectoras y de las que dependía, en gran medida, nuestro bienestar, en esta transición en la que el adolecente se “independiza” emocionalmente, es el grupo de amigos el que pasa a ser el espejo en el que se miran para sentirse seguros y pertenecientes a un grupo. Para ello, se requiere el desarrollo de cierta autonomía y, al mismo tiempo, la separación de ciertas figuras de referencia en la niñez.
A colación de lo anterior, el modelo de crianza influirá de una manera determinante en la salud mental del menor. Según algunos expertos en apego como Allen, McElhaney, Land, Kuperminc, Moore, O’Beirne-Kelly y Kilmer (2003), durante este proceso de autonomía tan importante, la seguridad en el apego padres-hijo se relaciona con la capacidad de mantener el vínculo de origen al mismo tiempo que se negocia esta nueva independencia, así como con el desarrollo de estrategias propias para regular las emociones involucradas en este proceso. De igual forma, este estilo parental también está relacionado con el modelo a seguir que el adolescente tomará como referencia y con las creencias que tendrá sobre las relaciones sociales.
Si estos factores, junto con los anteriores, no se dan de manera adecuada, se dificultará este desarrollo de la autonomía, generándose estrés, angustia y desesperanza y cabe la posibilidad de que el/la adolescente encuentre, como estilo de regulación emocional alternativo, otro tipo de conductas externas: adicción a sustancias, Trastornos de la Conducta Alimentaria o incluso una conducta recurrente y problemática en población adolescente: las autolesiones.
¿Que son las conductas autolesivas?
Las autolesiones son una conducta patológica tan específica que hace referencia a cualquier comportamiento en el que alguien se causa daño a sí mismo. La función más conocida de este tipo de conducta suele ser la de regularse emocionalmente, como una estrategia extrema de soportar sensaciones y pensamientos muy difíciles, ya que el dolor físico atenúa o tapa al dolor emocional produciéndose una especie de “alivio” descrito en algunas personas que recurren a este tipo de conducta. Sin embargo, esta conducta puede tener otro tipo de funciones, como por ejemplo, una forma de autocastigo. En función de la gravedad, las autolesiones pueden aparecer como recurso desesperado por “sentir algo”. En muchas ocasiones, el nivel de malestar es tan alto, que el cuerpo genera un estado de desconexión emocional protector donde se “deja de sentir” para dejar de sufrir. Incluso en los casos más extremos, como en Trastornos de Identidad Disociativa, el nivel de desconexión de la realidad es tal que la persona se autolesiona y puede no recordar haberlo hecho.
La conducta autolesiva se encuentra estrechamente relacionada con otros síntomas, como la experimentación de una sensación de vacío, con algunos trastornos de la personalidad (Trastorno Límite) o con Trastornos de la Conducta Alimentaria. Aunque cada caso es único, los adolescentes con este tipo de conducta pueden compartir alguna de estas características, como dificultades para hablar sobre sus emociones y sobre lo que les está pasando (sobre su cuerpo, episodios de bullying, etc.) sumado a una incapacidad en la gestión emocional de conflictos y falta de apoyo de figuras de referencia.
Cabe resaltar que, aunque en ocasiones se encuentre relacionado, no debe confundirse con una ideación suicida, (aunque puedan aparecer sentimientos de desesperanza, no necesariamente significa que piensen en la muerte) ya que el origen de ambos comportamientos puede estar mediado por sentimientos completamente diferentes. Sin embargo, en el momento en el que aparecen este tipo de conductas, hay que buscar ayuda profesional ya que, si se mantienen en el tiempo, pueden cronificarse y, en algún momento, llegar a coexistir ambos tipos de pensamiento.
Si percibimos que alguien de nuestro entorno está pasando por esta situación, debemos prestar mucha atención, no solo a su conducta autolesiva, si no a lo que pueda estar pasando en su entorno o a cómo se pueda estar sintiendo. Como hemos descrito anteriormente, es probable que esté necesitando ayuda a la hora de expresar su malestar de una manera adecuada y debamos ayudarle a poder encontrar otras formas alternativas de gestionar y regular dicho sufrimiento.
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