Los Trastornos Psicóticos, definición, clasificación y tratamiento
Los trastornos psicóticos: definición, clasificación y tratamiento de la psicosis
Que es la psicosis y los trastornos psicóticos
Las psicosis son trastornos psíquicos graves que cursan con una amenaza de derrumbe del yo psíquico y con una alteración del sentido de realidad cuya sintomatología gira en torno al delirio, la alucinación, la tristeza profunda… Procede del griego psyche (alma) y osis (trastorno). Desde este punto de vista, el trastorno psicótico es la expresión inespecífica de un trastorno mental grave.
Actualmente se considera que el inicio y el progreso de las psicosis vienen determinados por un conjunto de circunstancias no estrictamente biológicas. Sobre la base de una predisposición genética y del desarrollo neuronal, en el que la función neurotransmisora de la dopamina parece jugar un papel predominante, son necesarios también condicionantes de tipo ambiental para su eclosión sintomática.
Entre las influencias ambientales destacan el importante papel de los desencadenantes de orden psicosocial y el relacionado con el consumo de sustancias.
El trastorno psicótico, al fin y al cabo, es la catástrofe del sujeto surgida de una combinación, en proporciones desconocidas, de constreñimiento biológico, embotamiento familiar, presión socio-histórica y la fragmentación del yo psíquico.
Aproximándonos al trastorno psicótico
Del mismo modo que otros trastornos del organismo, el trastorno psicótico no es algo fijo e inmutable, sino un proceso que puede darse con muchas gradaciones y afectar al sistema mental más o menos extensamente, que está sujeto a modificaciones a lo largo del tiempo y que, incluso en los casos más graves, coexiste con modos de funcionar fisiológicos («sanos») que procuran contrarrestar el trastorno; por todo ello posee modos muy diversos de presentación según cada persona (cada caso es único) y, aunque permanezca en un estado crónico, nunca puede entenderse como una esencia de la persona (ser un «psicótico«).
¿Qué podemos entender entonces como «psicosis»? Si tomamos, salvando las diferencias, el modelo de un grave trastorno somático, como lo puede ser una úlcera o un infarto, hallamos siempre dos tiempos principales que se suceden o incluso coexisten: primero, el trastorno en sí, que acostumbra, aunque no siempre, a manifestarse en forma aguda, es decir cuando los síntomas se hacen evidentes, y, segundo, el intento del organismo mediante diversas estrategias de retornar al funcionar fisiológico previo. Esta distinción es algo teórica, pues a veces estos dos tiempos se entremezclan y resultan difíciles de diferenciar.
Desde esta idea, es posible describir en el trastorno psicótico dos fases:
- La primera, la desorganización psicótica que implica una brutal desorganización del entramado psíquico de representaciones, una verdadera escisión que altera profundamente a varias o a todas las funciones psíquicas: capacidad de control voluntario, construcción del Yo y de la identidad, memoria, orientación en el espacio y tiempo, conexión del pensar y el sentir, comunicación con los otros, regulación de la impulsividad y, sobre todo, la de elaboración psíquica.
- La segunda, la tentativa de reorganización es un segundo tiempo en el que el sistema mental procura recuperar sus funciones y puede conseguirlo de varias formas, que dependerán del grado de organización obtenido. Sin ningún afán totalizador, pues hay mil y una maneras de presentarse un trastorno psicótico, lo dividiremos en tres maneras:
- Primera: Aquellos casos en que el sistema mental consigue una recuperación total y el entramado representacional vuelve a tramarse y ordenarse en la lógica social común. Sería el caso del trastorno psicótico breve, del trastorno de despersonalización…
- Segunda: aquellos otros donde se consigue cierta reorganización, a veces precaria, otras mejor conseguida, pero donde las manifestaciones psicóticas persisten todavía. Se trata, pues, de una reorganización anómala, que sigue una lógica peculiar de tipo delirante. En estos casos las funciones mentales se mantienen relativamente, pero dificultan evidentemente las capacidades de la persona de desarrollar su vida mental.
- Tercera: aquellas otras donde no se consigue una adecuada reorganización y hay un claro deterioro de las funciones mentales. Sería el caso de ciertos trastornos cronificados, del trastorno esquizofrénico de mala evolución…
Es importante aclarar que todo lo referido en esta aproximación es un intento por conceptualizar elementos que suelen ser comunes en las experiencias vivenciadas dentro de los cuadros psicóticos, no obstante, lo esencial cuando abordamos una experiencia psicótica es observar la idiosincrasia del mundo interno de la persona y de su funcionamiento en el mundo social, para afrontar las vicisitudes vitales, lo que hace dar forma a su “ser en el mundo”.
¿Qué significa tener experiencias psicóticas?
Estas experiencias son normalmente conocidas como “psicosis” “esquizofrenia”, “enfermedad mental”, “crisis nerviosa” o “locura”. Depende mucho de cada persona y sus formas de afrontarlas, pero es importante poder presentarlas e incluirlas aquí con el fin de poder identificar aquellas situaciones que normalmente se pueden dar:
- Escuchar a voces que hablan cuando no hay nadie, o ver, saborear, oler o sentir cosas que
- Otras personas no pueden. A veces a estas experiencias se las llaman alucinaciones.
- Mantener fuertes creencias que otros en su entorno no comparten. Un ejemplo puede ser la creencia de que hay una conspiración de la CIA contra uno mismo, o que otra persona está controlando sus pensamientos. A veces estas creencias han sido referidas como delirios. Si se refiere a otras personas que quieren hacerle daño, se las llama delirios paranoides. Si se refieren a sentirse especial, se han denominado delirios de grandeza.
- Dificultades para pensar o concentrarse. A pesar de que muchas personas tienen experiencias como las descritas aquí y encuentran formas de afrontarlas, e incluso pueden encontrarlas útiles, en otras y en algunos momentos pueden resultar abrumadoras. Cuando ocurren de este modo normalmente resulta difícil concentrarse en otras cosas distintas. Las personas psicóticas pueden parecer distraídas o preocupadas. Puede que estén contestando a las voces que escuchan. A veces hablan de una forma que otras personas encuentran difícil de seguir, tocando muchos temas aparentemente inconexos y en rápida sucesión. A veces esto se ha referido como «trastorno del pensamiento».
- Algunas personas con trastorno psicótico pueden mostrarse inexpresivas, introvertidas, aletargadas, apáticas o desmotivadas. Incluso puede que encuentren difícil tener fuerzas como para preparar la comida, o, de forma general, para cuidar de sí mismas.
¿Cuáles son las causas del trastorno psicótico?
La causalidad misma del trastorno psicótico es muy variada. Unas son de tipo interno, tanto biológicas (genéticas, alteraciones bioquímicas…) como psicológicas (personalidad previa, fragilidad del yo…); y otras son de tipo externo, tanto biológicas (ingesta de drogas, estrés socio-laboral…) como sociales (alteraciones severas del sistema familiar, pérdida o duelos de cierta gravedad…).
También la evolución puede seguir muy diversos avatares, que no dependen tan solo de la «lógica interna» del trastorno, sino en gran manera también del entorno social que le rodea (las tramas sociales que le sostienen) y del abordaje terapéutico realizado.
¿Cómo lo abordamos terapéuticamente la psicosis?
Como en otros conflictos psíquicos, en los cuadros, trastornos, o experiencias psicóticas, creemos importante que las personas que tengan un malestar psíquico con estas vivencias puedan de forma primordial descubrir el sentido de sus experiencias y comprenderlo de forma psicológica; para ello en Cepsim creemos fundamental elaborar las metas que la propia persona quiera establecer en base a sus propias vivencias, crear un espacio seguro de colaboración y de confianza en el que podamos construir y dotar de comprensión a las fuentes del sufrimiento de la persona que acude a consulta así como desarrollar formas de restaurar su autonomía y modo de estar en el mundo.
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Autora: Mar Argüello