Problemas de conducta en la infancia. Qué hacer

¡¡MI HIJO NO ME OBEDECE!! CÓMO AFRONTAR LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA INFANTILES

Hoy en día, una de las quejas más frecuentes de padres y profesores son los problemas de conducta infantil como desobediencia, comportamientos agresivos, rabietas, etc. Estas conductas y comportamientos algunas veces son transitorios y se resuelven con facilidad, pero otras veces se incrementan en intensidad y frecuencia, deteriorando en consecuencia las relaciones familiares. Cuando esto ocurre los problemas de conducta se extienden a todas las esferas como la escuela y otras actividades donde el niño comienza a tener problemas de adaptación.

Cuando se combinan algunas características del temperamento como la impulsividad o la irritabilidad con prácticas educativas inadecuadas comienzan las conductas problemáticas. Si estas conductas no se resuelven a tiempo los niños pueden desarrollar algunos patrones emocionales que obstaculizarán las relaciones con sus pares y con los adultos.

Estos problemas se van acumulando y generan el efecto “bola de nieve”. Los problemas arrastran otros problemas y la bola empieza a hacerse más grande derivando en otras complicaciones como aislamiento, dificultad en entablar relaciones o problemas de aprendizaje.  Si estos problemas no se resuelven el niño los arrastra hasta su adultez.

En la actualidad existen diversas clasificaciones que pretenden ordenar este tipo de conductas, como el Trastorno de Hiperactividad. Esto nos ayuda a entenderlas y a diagnosticarlas mejor. Pero a pesar de esto, la realidad es que los niños están sobre diagnosticados y a veces no se tienen en cuenta aspectos tan importantes como si las conductas responden a los propios procesos madurativos del niño. Para discriminar una conducta normal de una patológica es importante tener en cuenta la edad del niño, conocer en qué etapa evolutiva se encuentra y las conductas que son acordes a su edad.  Además, también será importante revisar las relaciones familiares y sociales y comprobar si nosotros como adultos estamos reforzando ese tipo de conductas.

Algunas veces las expectativas de los padres sobre el comportamiento de los hijos no se ajustan a la edad.  Por ejemplo, esperamos que un niño de 5 años no tenga una rabieta, pero las rabietas son parte de su maduración y son necesarias para aprender a manejar la frustración y a canalizar las emociones. Aquí será importante poner el foco en cómo reaccionar ante las rabietas y no en lo que pensará la gente del supermercado cuando le vean tirado en el suelo llorando. – ¡Y sí, no es fácil tener un niño de 5 años, tienen rabietas!

Algunos padres se preocupan porque su hijo miente y manipula, y obviamente es algo preocupante, pero quizás aquí lo que hay que hacer no es darle vueltas a que ha mentido sino preguntarnos, ¿Por qué mi hijo miente?, ¿Por qué necesita mentir? Por norma general, cuando no hay una patología asociada, los niños mienten para cumplir las expectativas de los adultos. Quizás deberíamos empezar por revisar nuestras expectativas.

A menudo, los padres influyen en la aparición de determinadas conductas problemáticas. Por ejemplo, no reforzamos adecuadamente los comportamientos positivos, es decir, si un niño hace ruido le regañamos y le decimos que no haga tanto ruido, pero por el contrario cuando el niño está calmado y hace las cosas de una forma tranquila, nunca le decimos lo bien que lo ha hecho. 

Si interactuamos de manera coercitiva con nuestros hijos la conducta empeora. Lo que suele pasar es que se genera un ciclo vicioso en el que ellos desobedecen, nosotros nos enfadamos y entonces ellos desobedecen más.

niños y padres

Otro problema frecuente en la relación con nuestros hijos es dejarnos llevar por nuestro estado de ánimo. Muchas veces venimos enfadados porque hemos tenido un mal día, nuestro jefe nos ha gritado o se nos ha pinchado una rueda y hemos perdido 2 horas del poco tiempo que tenemos. Cuando llegamos a casa el niño está deseando vernos y, sin embargo, estamos tan molestos que no tenemos ganas de jugar con él. Cuando hace el mínimo ruido le gritamos como nos gritó a nosotros nuestro jefe. Cuando nos sucede algo así es importante controlar nuestra ira porque sólo así podremos enseñarle a controlar la suya.

Para afrontar los problemas de conducta con nuestros hijos es importante adquirir estrategias de crianza adecuadas, fortalecer el vínculo padres-hijos y crear un clima familiar positivo. Algunas veces los padres y madres no saben cómo ayudar a sus hijos y terminan realizando algunas prácticas que refuerzan el problema.

PAUTAS PARA AFRONTAR LOS PROBLEMAS DE CONDUCTA EN LOS NIÑOS

A continuación, se ofrecen algunas pautas para favorecer relaciones positivas con los hijos:

  • Centra tu atención en los comportamientos positivos y elogia las conductas que tu hijo hace bien. Por ejemplo, cuando se lava las manos antes de comer le puedes decir: -Está muy bien que te laves las manos antes de comer-.
  • Intenta que los elogios sean auténticos, es decir, muestra una sonrisa, un aplauso… lo que te salga más natural.
  • Haz un listado con las conductas que quieres cambiar por orden de prioridad y empieza a cambiarlas una a una, no podemos pretender que aprendan todo en un día. Es muy cansado para ellos y para nosotros. De esta forma, si queremos que no coma con las manos y además que coma sentado prioricemos una y trabajemos esa conducta.
  • Intenta no etiquetarle. Si le dices “malo”, el niño pensará que lo es y se portará como los demás esperan que se porte.
  • Prevé los comportamientos inadecuados y cuéntale las consecuencias de realizar una mala conducta antes de que la realice. Por ejemplo, antes de que salte en el sofá avísale de que si lo hace no podréis ir al tobogán. Si lo hace tendrás que mantenerte firme a pesar de que llore, pero sin necesidad de contestarle mal o ser hostil, siempre intentaremos mantener la calma y hacer otras actividades.
  • Avísale de lo que viene a continuación. Por ejemplo, si quieres que vea la tele sólo 20 minutos avísale que serán 20 minutos y que después se apagará, pídele que te diga que lo ha entendido. Cuando falten 5 minutos dile que el tiempo se ha terminado y que dentro de cinco minutos tienes que apagar la tele.

En algún momento todos los niños tienen dificultades para hacer los trabajos, respetar las reglas, etc. A menudo estos problemas son transitorios y los padres pueden solucionarlos solos, pero otras veces estos problemas se hacen persistentes y afectan a distintas esferas del niño generando mucho estrés en la vida familiar y en el desarrollo del niño. En estos casos un profesional puede ayudarte a solucionar esos problemas de conducta.

Autora: Rebeca Carrasco García
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