Las múltiples crisis actuales y sus consecuencias psicológicas

LAS DIFERENTES CRISIS ACTUALES Y SUS CONSECUENCIAS PSICOLOGICAS

La crisis mundial

Cuando el mundo se conflictúa por una crisis, por la razón que sea, es lógico que nos veamos afectados. Las crisis traen un componente  de incertidumbre y malestar a nuestras vidas. Estamos acostumbrados a una normalidad, a una rutina que se ve amenazada por la crisis y por lo que puede devenir de esta.

En este momento la crisis se ha generado por un virus, que desconocíamos y desconocemos casi del todo. No esperábamos que esto ocurriera, las pandemias las habíamos leído en los libros y eran casi leyendas, pero no las habíamos vivido nunca. Por lo cual nuestro sistema rutinario, nuestra forma de vivir, nuestras certidumbres, nuestro sagrado bienestar se ha visto alterado. ¿Quién lo creería?

Roto nuestro itinerario y nuestra vida normal se hizo la incertidumbre, las preguntas y que va a pasar con nosotros? ¿Contraeremos el virus?, Sobreviviremos a esto? Quizás mucha incertidumbre para nuestro cuerpo.

Del estado de alarma (del gobierno) a nuestro estado de alarma no hay nada. Nuestro cuerpo se pone en modo de estrés y comienza a secretar la adrenalina y el cortisol que nos facilitan el afrontamiento de manera de huida, lucha o parálisis.

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Se da comienzo a una carrera interna desenfrenada de síntomas propios de un estado de alarma. Empezamos a darle vuelta al tema con preguntas que a veces nos llevan al insomnio, esto ha ocurrido a las personas que han sufrido la pérdida de su trabajo, algunos han podido solicitar los Ertes y la búsqueda desenfrenada de empleo en tiempos de pandemia . Por otro lado el hecho de estar confinados nos ha ocasionado problemas para conciliar el sueño. Hemos perdido la rutina del día y de la noche porque realizamos el teletrabajo y nuestro ritmos circadianos ya no son los de antes.

La ansiedad que se produce es producto de la incertidumbre acerca de lo que va a pasar. El temor a contraer el virus, a pensar sí volveremos al trabajo. ¿Cómo y de qué manera?, nuestra empresa podrá reiniciar o tendrá que pedir un erte?¿ Podre asumir el confinamiento? Es otra de nuestras posibles preguntas, rumiamos mucho en general. Esto es pensar y dar vuelta las cosas de manera obsesiva.

Por la pandemia y la crisis tenemos que asumir el confinamiento y el teletrabajo en un contexto en que los niños y niñas no van a al colegio, por lo cual hay que supervisar deberes, clases, entretenimiento y canalizar en el interior de las casas que en las clases más desfavorecidas es una habitación,  toda la actividad que requieren los niños para estar bien y no angustiados. Nuestros niveles de estrés van en aumento.

La pandemia ha traído una crisis y la crisis trae de la mano una serie de sintomatología.

Sí además agregamos que algún familiar ha sido contagiado y muere  se genera un duelo, un duelo a la distancia, sin poder tener una reparación ni acompañamiento al familiar afectado y con los sentimientos de dolor y de culpa por no poder estar y acompañar a nuestro ser querido como es debido.

Otro añadido es la perdida de este familiar en el contexto de las residencias de ancianos dónde no se abordó la salud de los enfermos de la manera sanitaria más adecuada, provocándose la muerte de muchos mayores sin asistencia sanitaria. Lo peor de los duelos es no poder elaborarlos, no poder despedirnos y darnos un tiempo para entender lo ocurrido.

Por otro lado, al perder un trabajo y no poder cubrirlas las necesidades básicas de nuestras familias, sentimos mucha frustración y malestar emocional, tristeza y desesperanza al ver que la situación laboral es complicada y la del país también.

Mantener una situación de estrés es difícil para el sistema nervioso, haciendo un simil es ir a toda velocidad en un coche con el consiguiente desgaste del coche por la aceleración y si esto perdura en el tiempo esto redunda en una dificultad para el propio coche, en este caso nuestro organismo que se va deteriorando poco a poco.

La sensación de soledad por aislamiento, la falta de estimulación social y perdida de rutina puede generar reacciones de ansiedad y depresión. Estas reacciones deben ser atendidas a tiempo porque pueden cronificarse, los pensamientos negativos deben ser abordado para superarlos y corregirlos.

Ahora se habla del síndrome de la caverna, es decir, cierto temor a volver a salir a la nueva normalidad, estar en espacios donde hay más personas en la calle o en espacios cerrados aunque estemos con mascarillas. Traducido en palabras claras, nos hemos acostumbrados a estar confinados y nos sentimos protegidos en nuestro hogar lo que ocasiona temor de salir al mundo.

EN ESTE SIGUIENTE ARTÍCULO TE CONTAMOS COMO APRENDER A CONVIVIR CON ESTA NUEVA REALIDAD

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Autora: Elsa García

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