La inseguridad está asociada al concepto que las personas tienen sobre sí mismas, a un bajo concepto de su valor y de sus capacidades.

Los juicios de valor, para situarse bien en su círculo social, en su familia, en su trabajo, llevan a las personas que lo padecen a compararse desde un punto de vista poco realista, y al hacerlo desde una postura desde la que no es capaz de ver sus fortalezas, finalmente termina sintiéndose inferior a los demás.

Mensajes negativos en la infancia: Tan importante es no recibir una sobreprotección en la infancia, como todo lo contrario. Recibir mensajes como: “lo haces todo mal”, “no has sido capaz de hacer bien la tarea”, “no vales para nada”, etc., de manera reiterada, conformarán una percepción muy negativa de uno mismo, que irá reafirmándose a medida que uno crece y transformándose en sentimientos de inseguridad, de decepción de uno mismo y de inseguridad.

Fusión familiar: Si el entorno familiar, se encuentra muy fusionado, la persona no será independiente, no entenderá que cometerá errores y aciertos a lo largo de su vida y que todos lo debe aceptar con la importancia necesaria, desde un punto realista, sin dejar que la inseguridad se apodere de ellos. No serán capaces de tomar sus propias decisiones, de sentirse lo suficientemente válido como para tomar las riendas de su vida sin juzgarse a sí mismo, porque no se habrá fomentado su autoestima, ni su capacidad para superar los obstáculos desde la infancia. Habrán aprendido a no ser capaces de hacer nada bien si no es gracias a los demás.

Consecuencias de la inseguridad y del sentimiento-complejo de inferioridad

• Juicios negativos sobre sí mismos: Se enjuiciarán constantemente, se criticarán absolutamente todo desde un punto de vista subjetivo, no desde el aprendizaje de uno mismo. Estos juicios les llevan siempre a colocarse en una posición de desventaja con respecto a los demás.

• Comparación con los demás: Para situarse en cualquier ambiente de su vida, no lo harán desde una perspectiva real, desde los valores que tengan, ni desde sus fortalezas. Se ubicarán desde la comparación, desde si los demás, han realizado algo de manera más exitosa, de si son más extrovertidos, más atractivos físicamente, etc. Olvidan mirar dentro de sí mismos y valorarse a sí mismos para así poder aceptar y observar de manera natural la percepción que los demás tienen de ellos, algo que en la mayoría de ocasiones es más positivo de lo que ellos creen y sienten.

• Emociones y sentimientos negativos: Los juicios y la comparación con los demás se acompañan de sentimientos y emociones negativas hacia sí mismos y hacía los demás como vergüenza, enfado, envidia, tristeza, etc., que son muy tóxicas tanto para sí mismos como para las relaciones con su entorno.

• Falta de motivación: Las personas que tienen estos sentimientos y tienen complejo de inferioridad, van perdiendo poco a poco su motivación, su ilusión por realizar actividades aunque les resulten placenteras, porque no pueden disfrutarlas plenamente. Su vida se convierte en un bucle en el que hacen las cosas motivadas por los demás o porque están estipuladas, independientemente de sí le gustaban anteriormente o no, porque no valorarán lo positivo que le aportan, empeorando así su calidad de vida en todos los ámbitos, algo de lo que se culparán.

Las consecuencias del sufrimiento de este tipo de personas pueden llegar a niveles tan elevados, que pueden terminar padeciendo trastornos psicológicos

A veces es necesario aprender a mirar para saber y poder comprender lo que nos ocurre.

Si al leer esto te sientes identificado con lo que hemos comentado, iniciar un tratamiento psicológico puede ayudarte a percibir la vida desde un punto más realista, a poder ubicarte en ella a la misma altura que los demás y a poder disfrutar de las sensaciones y emociones que sientes, pero sobre todo a poder valorarte a ti mismo y partir de ahí, recuperar tu calidad de vida.