Niños con Altas Capacidades
Visibilizando las altas capacidades cognitivas en niños
El 14 de marzo es la fecha propuesta para conmemorar el Día de las Altas Capacidades. Los Días Internacionales no son un capricho, sino que sirven para visibilizar, sensibilizar o llamar la atención sobre una necesidad y en este caso, como en tantos otros, también urge.
Se considera que, entre un 2 y un 10% del alumnado tiene altas capacidades. Hablamos de un alto potencial de aprendizaje que, si se acompaña de las condiciones y de la estimulación adecuadas, podría reflejarse en un rendimiento concreto en las aulas y en una productividad y riqueza para la sociedad en el futuro.
Sin embargo, lo habitual es no identificar, no detectar y no atender ese potencial quedando relegado a un valor oculto.
¿Qué nos hace sospechar que tenemos un/a hijo/a o un/a alumno/a con este perfil?
Las altas capacidades no son un mero número para etiquetar un cociente intelectual superior a la media. De hecho, las etiquetas son para la ropa, no para los niños y niñas.
Estos pueden ser algunos de los indicadores:
- Vocabulario avanzado para su edad.
- Diferentes intereses.
- Muchas y diferentes formas de resolver problemas.
- Gran curiosidad.
- Perfeccionismo.
- Autocrítica.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Transferencia de aprendizajes.
- No paran de pensar, a veces te dicen: “ojalá tuviera un interruptor”.
- Intensidad emocional, hipersensibilidad.
“Yo no lo veo” ¿Qué les hace “invisibles” en clase?
Las altas capacidades están presentes en todos los centros educativos. Decir que en un colegio no tienen niños o niñas con altas capacidades es una manera de negar algo que es evidente.
Profesores que afirman no haber tenido nunca un alumno de ese perfil en el aula, confundir la alta capacidad con el alto rendimiento o relacionar el potencial intelectual con el éxito académico, dicen mucho sobre la detección en España.
El 95% del alumnado con altas capacidades intelectuales, no está identificado. Es cierto que es difícil detectar estos perfiles debido a que las estrategias escolares están orientadas a identificar dificultades, pero no capacidades.
La falta de formación de los profesionales sobre este tema, los mitos, estereotipos y falsas expectativas, son los principales problemas.
El mito más habitual es el que presupone relacionar alta capacidad con alto rendimiento, cuando esto no tiene porqué ocurrir en el alumnado con alta capacidad.
Un tercio de este alumnado con altas capacidades pasa inadvertido, otro tercio destaca en muchas áreas y el resto no obtiene buenos resultados académicos. ¿No es alarmante hablar incluso de fracaso escolar?
Precisamente tener una capacidad de aprendizaje más rápida que la mayoría de sus compañeros y compañeras, puede hacer que “desconecte” ante las clases repetitivas y monótonas.
Este alumnado requiere medidas específicas para evitar la desmotivación y el aburrimiento. Trabajar desde los estereotipos condiciona la manera en la que el profesorado interviene con este alumnado, siendo frecuente alguna de las siguientes propuestas:
- Si es tan inteligente, que se adapte.
- Hay que frenar ese talento, no debe sobresalir.
- No hace falta ninguna intervención ya que son muy inteligentes.
- Situarlos con sus pares de edad mental es suficiente.
- Hay que exigirle más rendimiento en todas las áreas del currículo.
- Hay que frenarlos para que sean igual que los demás y no tengan problemas.
- Lo mejor es hacer escuelas de superdotados, así no tendrán problemas de adaptación o autoestima.
- Todos los niños y niñas superdotados necesitan algún tipo de apoyo psicológico y pedagógico.
- Hay que hiperestimularlos para que no pierdan sus capacidades
- Cuando ven que no sacan los resultados esperados, llegan a pensar que sí ha sido de altas capacidades, pero ya no lo es.
Tienen habilidades excepcionales en todas las áreas de la vida.
¿Existe una respuesta educativa válida para atender a los alumnos y alumnas con altas capacidades en un aula diversa?
No estamos aprovechando sus capacidades ni su talento, en gran medida, condicionados por el conflicto ético de hacer sobresalir a un alumno de estas características por encima de la realidad de su aula e intentamos homogeneizar la enseñanza tanto por arriba como por abajo.
La clave está en tener flexibilidad educativa y saber motivar hacia la búsqueda de respuestas gestionando recursos y generando oportunidades de aprendizaje.
¿Cómo? Debemos ofrecer una educación que les permita desarrollar sus habilidades mentales planteando procesos de enseñanza-aprendizaje que den respuesta a sus posibilidades y capacidades.
- Proporcionar un feedback preciso sobre el proceso de enseñanza – aprendizaje, como herramienta para mejorar:
- El enriquecimiento debería ser desarrollado dentro del aula sustituyendo la tarea ordinaria.
- Se debe evaluar el proceso y no solo el producto.
- Buscar métodos más adecuados para este alumnado: flexibles, orientados al descubrimiento, controlados por el propio alumno/a y que posibilitan el trabajo autónomo.
- Programar actividades amplias que tengan diferentes grados de dificultad y realización.
- Propiciar espacios y actividades que mejoren su tolerancia a la frustración y la aceptación de fracasos y adversidades.
- Incorporando técnicas de aprendizaje cooperativo, más allá del trabajo en grupos.
- Conceder el “permiso al error”: no saben todo y se equivocan como los demás.
Altas capacidades y emociones
Las necesidades emocionales de los niños y niñas con altas capacidades surgen de su mayor conciencia cognitiva que en ocasiones puede llevarles a una mayor sensibilidad e intensidad en sus emociones.
El psicólogo francés Jean Charles Terrasier utilizó el término “disincronía” para explicar algunas de las incoherencias que sorprenden en muchas ocasiones a familias y profesorado pensando que los niños y niñas con altas capacidades deben ser equilibrados en todas las áreas. Se refiere al desarrollo desigual entre desarrollo cognitivo o emocional y su desarrollo psicomotriz, verbal o afectivo.
Dado que el control emocional contribuye a aumentar el repertorio de destrezas y capacidades útiles, resulta de especial importancia trabajar desde diferentes planos, el manejo en su vida diaria y la incorporación de elementos que les permitan interactuar con los demás de manera más equilibrada.
Uno de los rasgos que con más frecuencia escuchamos en la entrevista a las familias es la baja tolerancia a la frustración y la insatisfacción de su hijo o hija consigo mismo/a.
La baja tolerancia a la frustración conlleva falta de motivación hacia las tareas y una tendencia a procastinar los estudios y las obligaciones.
También afecta a las relaciones sociales ya que se vuelven no solo intolerantes hacia sus errores, sino también hacia los de los demás.
Ayuda psicológica a niños con altas capacidades
En consulta nos encontramos con niños, niñas y adolescentes que acuden cuando ya han somatizado, cuando desde el centro escolar consideran que “algo pasa” y se confunde con sospecha de trastorno por déficit de atención o a propuesta del colegio por mal comportamiento.
¿No serán consecuencias por no haber sido atendidos/as correctamente? Muchos de estos alumnos no quieran ir al colegio porque se aburren.
El no reconocimiento de sus capacidades puede ser fuente de sufrimiento para ellos y sus familias, desembocar en trastornos emocionales, conductas disruptivas, desmotivación, e incluso, inhibición cognitiva y pérdida de gusto por el esfuerzo.
Valoración de Superdotación y Altas Capacidades en niños, adolescentes y adultos
En CEPSIM realizamos informes de evaluación psicopedagógica para valorar y atender las altas capacidades en niños, niñas y adolescentes.
Los psicólogos y psicologas que desarrollamos estas valoraciones aportamos todas las medidas posibles para facilitar esa adaptación de los centros educativos para facilitar el trabajo del niño o niña destinatario con el resto del grupo-aula.
No detectar a niños y niñas con altas capacidades supone llegar a adulto con la misma pregunta: ¿puedo ser un adulto superdotado?
En CEPSIM somos especialistas en la detección y atención de adultos con altas capacidades. Aproximadamente 9 de cada 10 personas superdotadas no son detectadas y no llegan a conocer esta parte tan importante de su identidad.
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Autora: Fátima Martí
