La Terapia Centrada en el Cliente de Carl Rogers
La Terapia Humanista de Carl Rogers
Carl Rogers, es considerado uno de los psicoterapeutas más influyentes de la historia en la psicología.
Fue el creador de la terapia centrada en el cliente entre los años 40 y 50. Su enfoque de terapia, enmarcado en la corriente humanística, consiste en permitir que el paciente, que él denomina cliente, dirija su propia terapia.
Dejando atrás la visión pasiva que hasta el momento mantenían el psicoanálisis y el conductismo.
Es importante señalar la inclusión por parte de Carl Rogers del término cliente como sustituto de paciente. Carl Rogers consideraba que la palabra paciente implicaba enfermedad, pasividad y la búsqueda de cura por parte de un terapeuta.
El termino cliente, enfatiza la importancia de la asunción de responsabilidad por parte de la persona en la búsqueda de asistencia, control de su progreso y la superación de las dificultades.
El cliente es alguien capaz de convertirse en el mayor experto de su recorrido y crecimiento personal.
Originalmente, Carl Rogers lo llamó terapia no directiva, por considerar que el terapeuta no debe guiar activamente a la persona, debe ser un comprensivo acompañante que escucha mientras el cliente lleva el curso de su proceso terapéutico hacia el autoconocimiento.
Confía en la capacidad de las personas para hallar sus fortalezas, entender y derribar sus mecanismos de defensa y comprender su propia personalidad.
Probablemente la aportación más relevante de Carl Rogers fue identificar factores que explican el éxito de distintas terapias. Defendía que la eficacia de una terapia no depende tanto de la técnica aplicada como de que pase por fases concretas y de las actitudes del terapeuta.
Fases de la terapia humanista centrada en el cliente
Rogers propuso un esquema simple y flexible del proceso psicoterapéutico. En la actualidad se sigue tomando como referencia independientemente de la orientación del terapeuta, aunque cada tipo de terapia ponga el foco en una fase diferente.
Las tres fases principales que propuso Carl Rogers para su terapia centrada en el cliente son:
- Catarsis
Consiste en que el cliente pueda explorar la situación vital en la que se encuentra y sus propias emociones. El objetivo es que la persona consiga centrar la problemática para que más adelante pueda comprender y resolver las dificultades por sí mismo.
- Insight
En esta fase se establecen metas personales del cliente; se construye un nuevo escenario y se establece un compromiso con los nuevos objetivos. Las terapia psicoanalítica y psicodinámica se centraría en la etapa de insight.
3. Acción
Se trata de avanzar hacia el escenario elegido, desarrollar estrategias de acción y actuar para lograr las metas deseadas. Se pretende solucionar los problemas que impiden el desarrollo personal y alteran el bienestar.
La terapia conductual y cognitivo conductual, dirigidas a resolver problemas concretos de la persona, se focalizan en la fase de acción.
Actitudes o cualidades terapéuticas, según Cars Rogers
Carl Rogers hablaba de tres cualidades fundamentes que el terapeuta debe tener durante un proceso terapéutico:
- Congruencia: ser genuino, compartir con el cliente sus sentimientos honestamente.
- Empatía; La habilidad o capacidad de sentir lo que siente el paciente. Terapeuta reflexivo actuando como como espejo de los sentimientos y emociones del cliente. Esto ayudará a la persona a fomentar la autoconciencia.
“Ser empático es ver el mundo a través de los ojos del otro y no ver nuestro mundo reflejado en sus ojos”
– Carl Rogers –
- Respeto: aceptación, preocupación positiva incondicional hacia el cliente, sin juicio. Aceptar a la persona por lo que es y brindarle cuidado y apoyo sin condición. Puede que sea la tarea más difícil de llevar a cabo para el terapeuta, pero Rogers consideraba que solo sintiendo respeto el cliente puede avanzar en su proceso de mejoría.
Carl Rogers argumenta que las personas en ocasiones desarrollan problemas porque se han acostumbrado a recibir únicamente apoyo condicional; solo si se cumplen determinadas expectativas.
Al generar un entorno de aceptación positiva incondicional, la persona se permite expresar sin miedo a ser rechazada.
Estas cualidades son “necesarias y suficientes”, simplemente disponiendo de estas tres cualidades el terapeuta, el cliente mejorará, incluso sin hacer uso de otras técnicas. Sin las tres cualidades, la mejoría será mínima, independientemente de los conocimiento y recursos que posea el terapeuta.
Técnica del “Reflejo”
La técnica más conocida de la terapia orientada al cliente de Carl Rogers es el “reflejo”.
El terapeuta escucha y recibe los sentimientos y pensamientos del cliente y se los devuelve sin interpretación o juicio personal.
Es fundamental reutilizar las palabras que usó la persona, sobre todo las que puedan tener más carga emocional.
La empatía y la validación positiva incondicional son las herramientas para el uso de esta técnica. El terapeuta actuaría como un espejo para el cliente.
Carl Rogers: La terapia centrada en el cliente. Enfoque humanista
Un ejemplo sería:
- “Me siento muy mal porque he engañado a mi mujer”– dice el cliente
- “Te sientes mal por haber engañado a tu mujer, debe ser muy duro “– posible respuesta del terapeuta
Con el uso de estas respuestas genera que el cliente se sienta escuchado y comprendido, la persona encuentra un espacio seguro y sin juicio donde continuar hablando y adentrándose en un tema.
Poco a poco, mejorará su capacidad de autocomprensión y autovalidación, el terapeuta le acompaña en el proceso.
Con esta técnica se evitan juicios por parte del terapeuta o que la información se interprete erróneamente. Del mismo modo, ayuda al cliente a clarificar la información al recibirla.
Por ello es tan importante captar de manera exacta lo que el cliente quiere transmitir.
La escucha debe ser sentida, el terapeuta debe aprender a estar receptivo a lo que le transmiten, este tipo de escucha se conoce como escucha activa o empática.
Favorece crear un vínculo empático entre el terapeuta y el cliente.
Claves de la terapia centrada en el cliente de Carl Rogers
Muchos son los factores que pueden impedir el crecimiento de una persona, inseguridades, autoestima baja, falta de apertura de nuevas experiencias o miedo.
La terapia centrada en el cliente recalca además el impacto que las relaciones sociales y el entorno pueden tener en la persona, por ello ofrece un espacio seguro sin juicio en el que el terapeuta y cliente se relacionan de igual a igual.
Ofrece la posibilidad al cliente de ser autentico y derribar las defensas y experiencias anteriores que le limitan para florecer.
Algunos cambios que pueden generarse en esta terapia son:
- Capacidad para hallar fortalezas
- Derribar mecanismos de defensa, culpa e inseguridades
- Mayor autoconciencia
- Apertura a la experiencia
- Aceptación y reconocimiento de las emociones positivas y negativas
- Mayor confianza en uno mismo, confiar en el criterio propio
- Relaciones más sanas y sinceras
- Mayor libertad, mejora en la autoexpresión
Un terapeuta centrado en el cliente, en la persona, le ayuda a reconocer su propia capacidad de crecimiento y autosanación personal. El bienestar más que un objetivo es un camino continuo en el que se debe invertir esfuerzo aquí y ahora.
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Autor: Rafael Beato