Dolor crónico: características y consecuencias psicológicas

Características psicológicas del dolor crónico

Dolor crónico y consecuencias psicológicas

El dolor es protagonista de una forma u otra en la vida de todas las personas, en algunos casos, es un motivo de gran sufrimiento por la persistencia e intensidad.

 

Problemas psicológicos y emocionales de sufrir dolor crónico

Para poder tratar de encontrar alivio a este sufrimiento, en primer lugar, es importante definir correctamente el dolor. Por este motivo la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (ISAP) actualizó la definición en 2020.

El dolor es definido como “una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada o similar a la asociada con daño tisular real o potencial (“tisular” hace referencia a daño en tejidos del organismo). 

En esta definición se incluye de forma explícita el componente emocional, y por tanto psicológico, del dolor.

La respuesta de dolor es adaptativa, ayuda a las personas a protegerse de un peligro. Se trata de una respuesta innata que viene de serie, pero que también se puede condicionar.

La experiencia de dolor se debe entender desde una perspectiva biológica, psicológica y social.

Por lo tanto, el dolor es una experiencia compleja y subjetiva, muy variable para cada persona.

Mi historia previa puede influir en la forma en que vivencio el dolor.

No tiene por qué haber una correspondencia entre el dolor producido por un daño físico y la experiencia del dolor.

Además, el significado que le doy al dolor puede influir en la intensidad con la que se percibe.

Consecuencias psicológicas del dolor crónico

Consecuencias psicológicas de sufrir dolor crónico

¿Qué es el dolor crónico?

Se habla de dolor crónico cuando es frecuente e intenso y permanece 3 o más meses, o más tiempo del esperado para su recuperación, y no cumple una función protectora de nuestro cuerpo.

Un 18% de la población española sufre algún tipo de dolor crónico, siendo moderado o intenso en el 12% de los casos (Datos del dolor crónico en España, 2020).

En algunos casos la causa no está clara (como en la fibromialgia) y factores ambientales y psicológicos como estrés, ansiedad y depresión pueden empeorar la percepción de dolor, tener un cerebro que produzca dolor continuamente, incluso cuando los tejidos están curados o fuera de peligro, puede tener consecuencias muy negativas en la vida de la persona.

Las propias consecuencias del dolor interactúan y conforman una cadena que contribuye a la cronificación del dolor.

Se puede observar esta interacción en el siguiente esquema:

Características del dolor crónico

Consecuencias del dolor crónico

El dolor crónico, como se ha comentado anteriormente, conlleva una serie de consecuencias que a su vez influyen en el mantenimiento de este.

A continuación, se mencionan algunas de ellas:

Consecuencias emocionales:

Las principales consecuencias son ansiedad, depresión, insomnio, baja autoestima, problemas de memoria, enfado e ira.

Es importante mencionar en este apartado el papel que tiene la emoción del miedo en la experiencia del dolor.

El dolor es una sensación generalmente desagradable que nos alerta de una amenaza.

Por este motivo es natural el miedo al dolor, el miedo cumple una función protectora o adaptativa que nos lleva a evitarlo.

Pero en ocasiones el miedo a sentir dolor puede llevar a la persona a evitar actividades que pueden serle de ayuda o que le generan emociones positivas.

En este punto, el miedo puede jugar un papel contrario al esperado, afianzando conductas evitativas y propiciando el aislamiento.

También es relevante hablar del sufrimiento, de la distinción entre dolor y sufrimiento.

El sufrimiento es una reacción emocional que aparece ligada al dolor y puede ser mucho mas intensa e insoportable que el propio dolor.

El sufrimiento puede aparecer como consecuencia de las pérdidas que supone el propio dolor (actividades que no se pueden realizar, incomprensión y distanciamiento de personas cercanas, autoestima, dificultades para dormir, etc.).

La persona sufre y genera una cascada de sentimientos negativos que muchas veces cuestan distinguir del propio dolor.

Qué es el dolor crónico

Consecuencias sociales:

Evitación social, la persona que sufre dolor crónico tiende a reducir las interacciones sociales por no justificar el dolor, le invade una sensación de incomprensión por parte de los otros y pueden sentirse una carga para su entorno.

Esto acaba ocasionando problemas con familiares, pareja o amigos, llegando incluso a producirse un asilamiento voluntario.

Consecuencias en la calidad y estilo de vida:

Disminución de la actividad física y ocio. Dejar de hacer determinadas actividades que puedan provocar dolor, o dejar de hacerlas por no justificar dolor.

Se propicia el estar tumbado, o sentado y puede llevar a un estilo de vida muy sedentario.

Otra consecuencia es la falta de independencia, al no sentirse capaz por el dolor, o por miedo a que aparezca, de afrontar actividades rutinarias de forma autónoma.

Perdida de trabajo o de ingresos, porque el dolor incapacite para realizar determinadas actividades laborales.

La persona puede llegar a perder el trabajo o incluso dejar de realizar tareas que suponen retribución económica.

Tratamiento psicológico del dolor crónico

Para el tratamiento del dolor crónico, se aboga por un enfoque multidisciplinar que abarque intervenciones tanto farmacológicas como no farmacológicas.

De acuerdo con la definición del dolor y teniendo en cuenta la perspectiva biopsicosocial desde la que se define, es fundamental la intervención psicológica.

La psicología sirve de modulador, pudiendo incidir de manera muy efectiva en la frecuencia y la intensidad del dolor crónico.

El espacio de consulta para pacientes con esta problemática cumple una función de ventilación emocional, un lugar donde poder hablar de las emociones asociadas al dolor en un ambiente seguro y de comprensión.

El impacto psicológico, deteriora la calidad de vida y requiere de intervenciones que tengan como objetivo que retomar las actividades diarias y disfrutar del ocio a pesar de su dolor.

La terapia irá dirigida a potenciar recursos, disminuir factores que generen sufrimiento, fomentar una buena higiene del sueño y de la postura.

Hay técnicas y terapias que han demostrado buena eficacia en la intervención del dolor como la relajación, el mindfulness, la hipnosis, la terapia cognitivo conductual y la terapia de aceptación y compromiso, o el trabajo con la atención.

Que sea crónico no quiere decir que sea para siempre ni que haya que lidiar siempre con todas las consecuencias que conlleva.

Existen profesionales que, integrando diferentes técnicas y terapias, hábitos saludables y propiciando el autocuidado, pueden lograr resultados que permitan a la persona vivir más plenamente.

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Autor: Rafael Beato

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