Consejos psicológicos para superar un divorcio

Divorcio cómo superarlo

Cómo afrontar psicológicamente un divorcio

El divorcio comienza mucho antes de que dos personas decidan separarse, y continúa mucho después de haber tomado la decisión.

Para quienes lo viven, el divorcio o la separación no son solo el acto de romper el vínculo, sino también la vivencia de todo lo que rodea al antes y después de esa ruptura.

Antes del divorcio

Ninguna pareja pasa de la ilusión, la conexión íntima, la cercanía y/o el compromiso creados, a la ruptura, sin antes transitar por estados dolorosos de conflicto, desconexión, de pérdida anticipada de algo que en su momento tuvo sentido y razón de ser.

El divorcio, o la separación, son formas de hacer oficial y poner fin al deterioro de una relación.

De forma general, la investigación ha identificado tradicionalmente dos periodos críticos para la supervivencia de un matrimonio: los 7 primeros años del mismo, y la etapa en la que el primer hijo alcanza los 14 años de edad.

John Gottman, psicólogo estadounidense con una reconocida carrera en el estudio de las relaciones de pareja, identificó en una de sus investigaciones (Gottman y Levenson, 2000) las características que predecían con más probabilidad el divorcio en cada uno de esos dos periodos críticos:

 

  • la presencia de afecto negativo durante las discusiones, como predictor del divorcio temprano, pero no del divorcio tardío.
  • la ausencia de afecto positivo tanto en las discusiones como en el día a día, como predictor del divorcio tardío, pero no del temprano.
problemas emocionales de un divorcio

Consecuencias psicológicas de un divorcio mal resuelto

Estos resultados apuntarían a que es más probable que dos personas pongan antes fin a una relación en la que frecuentemente hay críticas, ataques, y desprecios, que a una relación en la que hay ausencia de complicidad, humor o caricias.

En esta última, suele suceder que los dos miembros de la pareja van distanciándose progresivamente hasta que la insatisfacción se hace insoportable.

A las interacciones negativas más asociadas con la baja calidad y ruptura de un matrimonio, Gottman las denominó “los cuatro jinetes del Apocalipsis” y son:

1. la crítica (atacar verbalmente el carácter o la personalidad de la pareja),

2. el desprecio (atacar a la pareja con la intención de insultar y menospreciar),

3. la defensividad (responder a una queja atacando y evitando tomar responsabilidad), y

4. la evasión (desaprobar, huir o distanciarse del conflicto).

Por ello, algo muy importante que se desprende de la investigación de Gottman es que, no es la presencia del conflicto lo que daña las relaciones, sino cómo éste se maneja.

Es más, Gottman y colaboradores calcularon que alrededor del 69% del conflicto entre las parejas es permanente (Gottman Couples Retreats, 2018), es decir, que no tiene resolución porque se debe a diferencias entre las necesidades de cada miembro.

Por tanto, es de nuevo una cuestión de cómo se manejan tales diferencias.

Como superar un divorcio

Consejos psicológicos durante el divorcio

Un estado persistente de insatisfacción en la relación suele llevar, comprensiblemente, a pensamientos cada vez más frecuentes sobre separación o divorcio.

De igual modo, cada relación es única y, por tanto, también lo será su desenlace. Lo que sí comparten es un contexto social, que influye mucho en cómo las personas vivirán su separación.

En una revisión reciente de la investigación sobre divorcio (Auersperg y cols., 2019) se ha visto cómo, por ejemplo, el impacto en la salud mental del divorcio parental ha disminuido entre 1990 y 2017.

Ello, apuntan los autores de la investigación, puede deberse a que las personas que deciden divorciarse ya no sufren la estigmatización de hace tan solo unas décadas.

Esta mayor aceptación social contribuye a que los adultos puedan recibir el apoyo que necesitan tanto de su círculo personal como de las instituciones y administraciones y, por ende, puedan capacitarse y prepararse para abordar mejor el divorcio con sus hijos/as.

Además, la aceptación del divorcio o separación como un resultado posible de una relación permite que pueda procesarse con más naturalidad la experiencia de los adultos y los menores, en lugar de vivirse en soledad, lo cual no hace sino potenciar los efectos dañinos de la ruptura.

consejos psicologicos para superar un divorcio

Al mismo tiempo, es esencial no confundir normalizar con trivializar: no porque el divorcio se convierta en más frecuente quiere decir que deje de tener un impacto en quienes se ven afectados por él.

La ruptura de un vínculo en una familia – cual sea la composición de ésta: mismo o distinto sexo, con o sin hijos, con o sin mascotas, de corta o larga duración, etc. – es una pérdida de relaciones, de estabilidad, de lo conocido, un duelo por algo que ya nunca será igual.

Incluso en casos de conflicto intenso o violencia, las personas (tanto adultos como menores) pueden sentir emociones ambivalentes y aparentemente confusas, como desear que dos personas se separen y al mismo tiempo sentir tristeza por el fin de la relación.

Esta ambivalencia también pone de relieve cómo el divorcio conlleva aspectos positivos y es que, cuando dos personas deciden separarse, inevitablemente es porque esperan que, en balance, esta decisión sea más beneficiosa que perjudicial.

Después del divorcio

Como vemos, el divorcio y la separación son procesos complejos que, como el duelo, suelen conllevar diferentes etapas y, de nuevo, puesto que cada relación es única, también lo será la vivencia de su ruptura.

Así, en un primer momento hay personas que pueden experimentar un profundo alivio e incluso mejoras en la salud física, al poner fin a una situación que les generaba cuanto menos insatisfacción y cuanto más, inseguridad.

En otros casos, especialmente para quienes no tomaron la decisión de separarse, se pueden atravesar periodos de importante malestar psicológico y sufrimiento.

Dicho malestar puede tomar la forma de ansiedad, depresión (incluyendo pensamientos de querer quitarse la vida) y conductas adictivas como intentos de escapar o calmar el dolor.

Asimismo, tanto adultos como menores pueden experimentar cómo áreas importantes de su vida (el trabajo, los estudios, o su vida social, entre otros) se ven resentidas debido a la afectación psicológica (Orellana, Sánchez-Barranco y Sánchez-Barranco, 2004), a los cambios (ej.: por el cambio de residencia) y/o a la falta de apoyo.

Además, las consecuencias del divorcio van más allá de la propia ruptura del vínculo.

Por ejemplo, Raley y Sweeney (2020) apuntan al deterioro económico como consecuencia del divorcio, añadiendo que, en el caso de una pareja heterosexual, es la mujer quien sufre con más frecuencia un mayor deterioro de su calidad de vida (y por consiguiente los hijos/as que vivan con ella de forma regular).

Por último, cuando se tienen hijos/as en común, los miembros de la pareja están inevitablemente abocados a mantener su relación parental.

A este respecto, Symoens, Colman y Bracke (2014) encontraron en su estudio sobre divorcio que cuanto mayor era el conflicto presente con la expareja, peor era la salud mental de cada persona.

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Por todo ello, es importante tener en cuenta la diversidad de factores que afectan en un proceso de divorcio tanto a adultos como a menores.

Por añadidura, estas afectaciones pueden permanecer a largo plazo porque, como ocurre con cualquier suceso adverso de nuestra vida, ya no es solo el evento en sí lo que nos afecta, sino cómo y qué sucede después, lo que determinará cómo lo superaremos (Auersperg y cols., 2019).

Para procesar y superar un divorcio, además de contar con las capacidades propias y del apoyo de nuestro entorno, en ocasiones la ayuda profesional mediante terapia individual y/o familiar, puede contribuir a:

 

  • superar el duelo por la pérdida de la relación y/o la estructura familiar,
  • afrontar las afectaciones psicológicas derivadas del divorcio o la separación,
  • comprender y normalizar qué consecuencias entraña un divorcio/separación y, de esta forma, prepararse mejor para afrontar esta etapa y reducir la ansiedad derivada de su anticipación.
  • Fortalecer los recursos personales para afrontar el duelo y el cambio de vida tras el divorcio/separación, y conectar con las ganas de emprender una nueva etapa de la vida.
  • Prepararse para ayudar a los hijos/as a afrontar este cambio familiar y para mejorar la relación con el otro/a progenitor/a.

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REFERENCIAS

Auersperg, F., Vlasak, T., Ponocny, I., & Barth, A. (2019). Long-term effects of parental divorce on mental health–A meta-analysis. Journal of Psychiatric Research, 119, 107-115.

Gottman Couples Retreats (2018). Research Findings. Recuperado de: https://gottmancouplesretreats.com/about/research-findings/

Gottman, J. M., & Levenson, R. W. (2000). The timing of divorce: Predicting when a couple will divorce over a 14‐year period. Journal of Marriage and Family, 62(3), 737-745.

Vallejo Orellana, R., Sánchez-Barranco Vallejo, F., & Sánchez-Barranco Vallejo, P. (2004). Separación o divorcio: trastornos psicológicos en los padres y los hijos. Revista de la asociación española de neuropsiquiatría, (92), 91-110.

Symoens, S., Colman, E., & Bracke, P. (2014). Divorce, conflict, and mental health: How the quality of intimate relationships is linked to post‐divorce well‐being. Journal of Applied Social Psychology, 44(3), 220-233.

Raley, R. K., & Sweeney, M. M. (2020). Divorce, repartnering, and stepfamilies: A decade in review. Journal of Marriage and Family, 82(1), 81-99.

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Autora: Virginia Fernández

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