Haters: las agresores en las redes sociales
Los Haters: las agresiones en las redes sociales
¿Por qué se producen las agresiones en las redes sociales?
La violencia en el siglo XXI
Cualquier persona es capaz de insultar al otro lado de una pantalla
Los Haters: las agresiones del siglo XXI
En las dos últimas décadas se ha normalizado el uso de internet en nuestra sociedad. Se ha convertido en una herramienta más para nuestras vidas. A través de él trabajamos, nos informamos, compramos, nos entretenemos, mantenemos relaciones sociales y una larga lista de acciones que cubren la mayoría de nuestras necesidades básicas del día a día.
Dependiendo de cada persona y su circunstancia, el uso que va a hacer de ello será distinto, desde las personas que no apartan la mirada de la pantalla porque en ella encuentran todo lo que necesitan hasta aquellos que no saben manejarse con la tecnología y lo usan si no encuentran otra opción.
Otra faceta muy importante que nos ha dado el uso de internet ha sido las redes sociales. Se han convertido en el medio principal para comunicarnos y transmitir información, pudiendo llegar a mucha más gente que de otra forma sería más difícil.
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Por ejemplo, hace 10 años era impensable ponerte en contacto con tu actor de Hollywood favorito y, sin embargo, ahora lo puedes hacer desde tu propio teléfono móvil.
Solo necesites tener una cuenta en su misma red social, buscarle y mandarle un mensaje o comentar en cualquier de sus publicaciones. Además, cada vez les sentimos más cercanos al seguir sus cuentas y ser partidarios de las publicaciones que suben día a día.
Muchas veces nos hacen partícipes de lo que han desayunado, del conjunto que se han puesto ese día, de las actividades que hacen con su familia y amigos, etc.
Dada esta cercanía y esta posibilidad de contactar con ellos, mucha gente se siente con derecho a opinar, ya sea de forma constructiva o destructiva como hacen los haters.
Esto no solo pasa con actores y personas famosas, todo el mundo ha recibido alguna vez la opinión de otra persona acerca de su cuerpo, su rendimiento académico o laboral, su forma de vestir o sobre algún comportamiento específico.
Es muy común en nuestras relaciones interpersonales dar o recibir este tipo de críticas amigables, aunque a veces no sean tan agradables. Casi siempre se dan con la mejor de las intenciones, queriendo ayudar a la otra persona, ya que nos preocupamos por su salud o su aspecto físico o queremos que saque el mayor partido a cierta actividad.
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El problema mayor viene cuando esa opinión se convierte en destructiva y hiere a la persona que la recibe. En el peor de los casos puede ser un insulto porque esa persona le cae mal o hay algo en ella que no le gusta y se siente con el derecho de decírselo.
Esta línea roja la cruza mucha gente en redes sociales, se permiten escribir comentarios que hacen daño a la persona que los recibe. Por desgracia, no siempre son conscientes de ello.
Es muy común que el acoso escolar que se da en la institución casi siempre traspasa las barreras del colegio y se produce a través de las redes sociales de ese niño o niña también. Este forma de funcionar se da en el acoso laboral de la misma forma.
Aquí es cuando se da otro fenómeno, en la mayoría de los casos estas agresiones se producen entre gente que no se conoce en persona, a excepción de los casos ya contados. Las personas que agreden a través de las redes sociales sienten que son anónimas y que sus actos no van a tener ninguna consecuencia sobre ellas mismas y, por tanto, no tienen remordimientos.
Cuando creen que sus acciones no van a tener repercusiones, se desinhiben. En estas circunstancias las personas pierden toda empatía y no se paran ni un segundo a pensar en lo que puede llegar a sentir la otra persona. Este es el problema principal por el cuál las personas agreden a través de las redes sociales.
Cuando la pantalla no les protege, las normas sociales de convivencia y educación básicas son las que impiden que se desinhiban y hagan daño a los demás.
El anonimato y las redes sociales les da esa libertad para hacer y decir lo que ellos quieran, sin pensar en las consecuencias.
Es bastante común que un grupo de personas con un objetivo común se organicen e intenten sabotear o machacar a cuentas que no les agradan. Pueden llegar a crearse cuentas falsas para denunciar a otros usuarios de la red social.
Aunque tener un plan organizado no es requisito para hacerlo. Muchas personas se sienten respaldadas por el grupo. Es decir, si entran a una publicación de una persona y ven que ya está siendo insultada o que hay más personas que piensan lo mismo sobre ella, la probabilidad de que esa persona escriba su propia crítica aumenta.
Fue muy sonado el caso este invierno de la actriz que abandonó un programa de televisión por su delicado estado de salud mental. Recibió un acoso brutal en las redes sociales a raíz de la participación en ese programa y semanas después decidió suicidarse.
El acoso no necesariamente es una causa directa de que ella tomara esta decisión, ya que ya tenía una fuerte depresión. Lo que está claro es que estas agresiones anónimas no le ayudaron a mejorar su estado de salud.
Cuando decidimos agredir a una persona en redes sociales, no somos consciente de cómo está esa persona ni el daño que hacemos con nuestras palabras.
Cada vez son más las personas que reivindican en estas plataformas la importancia del respeto y la no agresión entre los usuarios.
Lo más curioso es que estas personas no tienen por qué ser agresivas cuando están con sus amigos o familiares. Puede ser cualquiera de las personas que nos rodean en nuestra vida.
El acoso en las redes sociales es un problema que se ha tornado bastante común y complejo de gestionar en los últimos 10 años. Afrontarlo y ponerle límites es una tarea que nuestra sociedad debe atender a corto plazo para que nuestra salud mental se vea protegida en las redes sociales.
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Autora: Elena Capelo
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¿Existe tratamiento para la alexitimia?
El tratamiento de la alexitimia en la mayoría de los casos surge de la insistencia de las personas convivientes con el/la paciente que acude a consulta.
Sera un tratamiento inicialmente impuesto y por lo tanto ausente de voluntariedad, necesario para la generación del cambio, aunque puede resultar inicialmente difícil al no existir una motivación por parte del paciente, será necesario contar con el apoyo social, siendo un aspecto vital e imprescindible para el éxito de la terapia.
Las bases del tratamiento con personas con alexitimia serán el trabajo en el desarrollo de capacidades y habilidades de la inteligencia emocional. Con el objetivo de ayudar al paciente a reconocer emociones, generar un código poniéndolas nombre, proporcionarle estilos de afrontamiento emocionales, estrategia de gestión y autorregulación emocional.
Habrá que tener un análisis previo que determine el origen de la alexitimia. Si fuera este de origen biológico el tratamiento necesitaría del acompañamiento farmacológico. En el caso de que las casas sean psicológicas- ambientales la psicoterapia se encaminaría a la construcción de la realidad y el desarrollo de los afectos (trabajar la visualización, mentalización de las emociones, imaginación y generación de el mundo interior, fantasía y deseo, reconciliación, reparación del niño/a interior…). Apoyo en el desarrollo cognitivo con conciencia emocional.
A modo de conclusión las personas que padecen alexitimia, son realmente ¿personas sin emociones? La respuesta es NO
La alexitimia no implica una ausencia de emociones. Desarrollan sufrimiento emocional, pero al no poder reconocer o definir el entramado emocional que experimentan, se ven incapaces de regular, canalizar, controlar sus sentimientos. Se sienten sobrepasados, inundados y abrumados por sensaciones que no comprenden y que no pueden manejar, no pueden explicar y esto les provoca un alto nivel de sufrimiento emocional. Como es de suponer, implica un desgaste importante de la calidad de vida de una persona con alexitimia.
El centro de Psicología Cepsim está formado por un equipo multidisciplinar de profesionales de la psicología/psicoterapia, en coordinación con psiquiatras que ajustan y apoyan dichos tratamientos para la alexitima.
Donde cada psicólogo/a altamente especializado/a, pone en práctica técnicas vanguardistas, innovadoras y apropiadas al servicio de las necesidades, y apuestan por terapias cuyo objetivo es promover y procurar el bienestar de las personas y ayudar a mejorar su calidad de vida.
Si después de la lectura de este artículo, has reconocido en ti o en alguien de tu entorno lo hablado en el mismo y necesitas acompañamiento y apoyo.
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Autora: Laura Marlasca