Nuestro crítico interno
Nuestra parte crítica interna
El crítico interno ¿Qué función tiene?, ¿Cuándo es patológica? y ¿Qué se puede hacer con ella?
La crítica interna o autocrítica es esa parte de nuestro diálogo interno que nos evalúa y que juzga lo que hacemos en términos de bien o mal.
Es esa voz que nos ataca y castiga o compara con los demás y que sabe y nos recuerda cada una de las situaciones en las que cometimos un error.
Todo el mundo tiene una crítica interna que se esfuerza por que consigamos nuestras metas y que nos exige ciertos estándares de perfección.
Esta parte tiene que ver con la interiorización de los mandatos sociales, culturales, religiosos y familiares.
Aparece en torno a los 6 años de edad, de acuerdo a las limitaciones y restricciones brindadas por los padres o cuidadores.
¿Qué función tiene el crítico interno?
El objetivo del crítico interno es la adaptación a la sociedad, por lo que la persona incorpora una parte que tratará de impedir y controlar que actuemos de forma inadecuada o inaceptable.
Esto se va aprendiendo con cada reprimenda, castigo y consecuencia que van teniendo nuestros actos desde la más temprana infancia.
Cómo nos hablamos tiene un impacto directo en cómo nos sentimos.
Al igual que cuando nuestros padres nos castigan o alguien te critica uno se siente avergonzado o asustado, la autocrítica nos hace sentir culpables e incluso carentes de valor y ridículos.
el crítico interno se ensaña más cuando nos sentimos vulnerables o frágiles por lo que las personas con baja autoestima tienden a tener una crítica más expresiva y sádica.
¿Cuándo es patológica?
Hablamos de crítica patológica cuando está se convierte en una parte sádica que establece estándares imposibles y te fustiga ante el mínimo error o te compara haciéndote siempre sentir en desventaja con el resto.
El problema de la crítica es que nos creemos sus mensajes como si cada uno de ellos fuera una verdad irrefutable.
Además, la ansiedad está íntimamente relacionada con la crítica y el juicio interno.
Los síntomas ansiosos como la aceleración del pulso cardiaco, la dificultad respiratoria y la angustia son la reacción del cuerpo al miedo y la angustia que produce aquello que nos estamos diciendo en forma de mensajes catastrofistas, negativos y en ocasiones de una enorme crueldad.
Debemos saber que la crítica no siempre utiliza frases elaboradas y completas y por eso puede ser más difícil de detectar.
En ocasiones dice solo una palabra como “vago” pero esta tiene la capacidad de conectarnos con todas las veces que alguien, por ejemplo, un progenitor o un profesor, la utilizó contra nosotros de forma despectiva.
También puede venir en forma de imágenes o recuerdos de situaciones que pudieron ser humillantes, traumáticas o en las que sentimos que hicimos el ridículo.
Otra de las armas más comunes de esta parte de nuestro dialogo interno son los “deberías”: todos esos mandatos que se establecen en forma de obligación y que si no se cumplen generan culpa y malestar.
La crítica se ensaña más cuando nos sentimos vulnerables o frágiles por lo que las personas con baja autoestima tienden a tener una crítica más expresiva y sádica.
¿Cuándo es patológica?
Hablamos de crítica patológica cuando está se convierte en una parte sádica que establece estándares imposibles y te fustiga ante el mínimo error o te compara haciéndote siempre sentir en desventaja con el resto.
El problema de la crítica es que nos creemos sus mensajes como si cada uno de ellos fuera una verdad irrefutable. Además, la ansiedad está íntimamente relacionada con la crítica y el juicio interno.
Los síntomas ansiosos como la aceleración del pulso cardiaco, la dificultad respiratoria y la angustia son la reacción del cuerpo al miedo y la angustia que produce aquello que nos estamos diciendo en forma de mensajes catastrofistas, negativos y en ocasiones de una enorme crueldad.
Debemos saber que la crítica no siempre utiliza frases elaboradas y completas y por eso puede ser más difícil de detectar.
En ocasiones dice solo una palabra como “vago” pero esta tiene la capacidad de conectarnos con todas las veces que alguien, por ejemplo, un progenitor o un profesor, la utilizó contra nosotros de forma despectiva.
También puede venir en forma de imágenes o recuerdos de situaciones que pudieron ser humillantes, traumáticas o en las que sentimos que hicimos el ridículo.
Otra de las armas más comunes de esta parte de nuestro dialogo interno son los “deberías”: todos esos mandatos que se establecen en forma de obligación y que si no se cumplen generan culpa y malestar.
¿Qué se puede hacer con esta crítica interior?
Es importante destacar que la crítica es una parte fundamental de nuestro psiquismo y el objetivo no será nunca hacer que esta desaparezca por completo.
Sin embargo, es fundamental hacerla consciente y aprender a identificarla para empezar a refutarla y conseguir que su impacto sobre nosotros disminuya, sobre todo, cuando lo que genera es inseguridad y malestar.
Para desmontar a la crítica es necesario escucharla y estar especialmente atento en los momentos vulnerables donde uno se siente inseguro, como puede ser exponiendo algo en el trabajo o en una primera cita.
Solo el hecho de escucharla nos permitirá hacer algo con ella distinto a creérnosla sin más.
A veces, para empezar, uno puede decirse frases como “¡Vaya caña me acabo de meter!” o “Lo estás haciendo lo mejor que sabes”.
Es fundamental entender la función que tiene esa parte, el porqué de esa autoevaluación constante y tan negativa.
En ocasiones, esta parte nos puede proteger de sentir que, si me hago daño yo, ya nada me hará daño y no me pillará por sorpresa lo que otros me puedan decir.
El antídoto más eficaz para neutralizar a la crítica es la compasión y el cariño hacia uno mismo.
Empezar a valorar las cosas que hacemos bien o en la que al menos ponemos esfuerzo y ser comprensivos cuando algo nos resulta complicado o doloroso, ayuda a generar una relación más amable con uno mismo dónde el objetivo es ser nuestro amigo y no nuestro peor enemigo.
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Autora: María Rodríguez López de Ceballos