El problema de la soledad en la sociedad narcisista actual

sentirse solo

La epidemia de la soledad: El ser humano hiperconectado, pero sin vínculo. 

 

La era de la Soledad en la cultura narcisista actual

En la consulta escucho muchas veces “me siento solo” “es como si no importara a nadie” “la gente va solo a lo suyo”.

Pero no es un problema que sólo veo en mis pacientes o en las personas que van al psicólogo.

Muchas personas dicen lo mismo: “Me cuesta hacer amigos a mi edad” “Nadie sabe lo que me pasa en realidad, hablo, me reúno con gente, tomo cañas, pero nadie sabe lo que me sucede, mi familia tampoco, aunque no paro y estoy siempre conectado, en chats, redes, pero llega la noche y el silencio se vuelve soledad y la soledad se vuelve vacío” me decía una persona.

Sentirse solo no es lo mismo que estar solo

Sentirse solo, no es lo mismo que estar solo. No me refiero a vivir solo, no tener pareja, trabajar solo, sino que me refiero a la escasez de vínculo emocional y profundo con otros, que es el origen de esa sensación de soledad.

Vivimos en una época de hiperconexión por las redes e internet, pero es una conexión sin vínculo sólido, una conexión líquida, pasajera, fluíble, reemplazable, “te sigo” o “dejo de seguirte”.

El sujeto se ha convertido en un átomo aislado con vínculos distantes, blandos, tenues.

La solidez del vínculo se ha perdido. Por ello, se abandona rápidamente parejas, amigos, trabajos, lugares, grupos y lo hacemos muchas veces desapareciendo sin despedirnos, a veces sólo con un mensaje de WhatsApp.

Y nos damos cuenta de ello, solo cuando nos lo hacen a nosotros y quedamos devastados con el ghosting sufrido.

la soledad en la era narcisista

Los problemas de la soledad en la época actual

El Yoismo en estado puro

 Pero ¿qué está sucediendo con las relaciones humanas?  He leído varios artículos, siempre proponiendo a internet y a las redes sociales como causas del no vínculo y considero que son parte del problema, pero no su causa.

El nacimiento y auge de las redes sociales se da en este nuevo contexto de nuestra era de lo que llamo los vínculos narcisistas.

Antes de definir esto, quiero dejar claro que no es que haya más narcisistas en el mundo que antes, esto lo aclaro porque se indica mucho “mi pareja es un narcisista” “mis amigos son egoístas, van a lo suyo” etc.

El problema no es que haya más narcisistas, sino que vinculamos de manera narcisista porque el modo de vincular no es tanto de yo-tu sino de yo-yo.

Cuando nos relacionamos ya no vemos al otro sino a nosotros mismos.

Hace tiempo, una amiga me preguntaba que, si tener a mis perros no me ata, que a ella les gustan, pero no quiere atarse.

Esto me hizo pensar que sería atarse, es verdad que tener a un ser vivo a cargo implica responsabilizarse de él y pensar en sus necesidades, pero que es de un ida y vuelta, él me aporta muchas cosas y yo le dedico su cuidado, pero no es eso siempre vincular de manera profunda.

Vincular con otro es también pensar en el otro y sus necesidades.

Hemos estado bombardeados con los slogans: quiérete, si no te quieres tú nadie lo hará, primero tú.

Creo que estas ideas, que en principio son buenas, nos han ido llevando al extremo de una sociedad menos empática con el otro, donde priman mis necesidades sobre las de los demás.

 Por ello nos cuesta tanto cuidar a otros, sean personas o animales, sin darnos cuenta de que eso también nos perjudica, ya que tampoco nadie cuida de nosotros y ahí volvemos al problema de la soledad.

La epidemia de la soledad

Hace tiempo que se habla de la soledad de las personas mayores, pero ahora, también se habla mucho de la soledad de los adolescentes, la soledad de las personas que se separan, las de los 50 años, 40 años, la de los que tienen pareja, etc.

Las personas cada vez consultan más por la soledad.

Sus principales quejas en consulta suelen ser: estoy solo, es difícil hacer amigos a esta edad, conseguir pareja o encontrar a alguien que se quiera comprometer es muy difícil, etc.…

narcisismo y soledad

¿Pero por qué tantas personas se sienten tan solas?

 Hacer vínculo es pensar en nosotros mismos y en el otro y requiere responsabilidad, compromiso, tiempo y dedicación y sobre todo empatía y afecto.

Las cosas humanas requieren tiempo y es lo que ya no se está dispuesto a esperar. Todo debe ser inmediato.

El ritmo de vida se ha acelerado de manera vertiginosa, todo se quiere para ahora, no hay tiempo que perder, no se puede esperar.

Por desgracia o por suerte, el encuentro profundo, emocional y duradero con los otros requiere tiempo, dedicación y paciencia.

Este ritmo acelerado también está marcado por las largas y maratónicas jornadas laborales que nos dejan poco margen para el ocio y la socialización.

El ocio también se vuelve una demanda, tengo que divertirme como sea y que sea ya.

Con ello, Las personas se sienten presionadas por la necesidad de ser productivas, también en el ocio, lo que reduce el tiempo disponible para la contemplación. El tiempo libre y cultivar relaciones personales.

Otro cambio importante y que afecta de manera directa al modo de relacionarnos es que hemos entronizado nuestras necesidades en exclusiva. Prima sobremanera mis necesidades: “y lo mío qué?”.

Se vuelve importante lo que yo necesito y lo que el otro me puede aportar, sin preguntarme tanto lo que necesita el otro. El problema es que la otra persona está en las mismas.

Entonces tenemos un encuentro de yo-yo que difícilmente se transforme en un nosotros.

Actualmente se entiende la independencia y el éxito personal, como algo muy importante, como una postura radical: no puedo dedicarme a otro, sólo a mí.

Esto lleva a que las personas prioricen sus logros individuales sobre la construcción y el mantenimiento de relaciones significativas.

El énfasis puesto sólo en el éxito individual fomenta una mentalidad competitiva, donde las personas ven a los demás como competidores en lugar de aliados o amigos.

Esta competencia puede dificultar la formación de relaciones genuinas y de apoyo mutuo.

Ahora volvemos al tema de las redes e internet, porque en esta era la interacción se ha digitalizado, pasando a ser más virtual que real, aunque la tecnología permite mantener muchas interacciones, estas son superficiales y rápidas y no proporcionan la profundidad y la conexión emocional que se obtienen de las interacciones cara a cara.

la soledad en la era del narcisismo

Las conversaciones en redes sociales o mensajes de texto pueden carecer de la intimidad y el apoyo emocional que se encuentran en las relaciones personales más profundas. Es decir, carecen de narrativa, de tiempo, de profundidad. Prima la rapidez y la inmediatez y como ya mencioné: el vínculo emocional con el otro requiere tiempo y profundidad.

Además, en las redes se tiende a dar una imagen no completa de la persona.

Las redes sociales a menudo muestran una versión idealizada de la vida, por lo que, por un lado, te aísla, puesto que lo malo, negativo y el dolor no se puede compartir, queda para la persona sola, en su intimidad y, por otro lado, ver constantemente las «vidas perfectas» de otros puede hacer que las personas se sientan más solas y menos satisfechas con sus propias vidas.

Las plataformas de redes sociales a menudo alientan el narcisismo al permitir y fomentar la autopromoción y la búsqueda de validación externa a través de «me gusta» y comentarios.

Este comportamiento puede llevar a relaciones superficiales y a una menor satisfacción emocional, ya que las interacciones están basadas en la apariencia y la validación superficial en lugar de hacerlo en la autenticidad y el apoyo mutuo.

La tecnología también nos aísla en el sentido del tiempo que pasamos en redes sociales o frente a pantallas, desplaza el tiempo que podríamos dedicar a interacciones más significativas.

En lugar de pasar tiempo de calidad con amigos o familiares, acabamos sustituyendo estas interacciones por tiempo en línea, que es menos satisfactorio emocionalmente.

La dependencia de la tecnología puede llevar a una desconexión física de las personas que nos rodean.

Por ejemplo, es común ver a grupos de personas reunidas físicamente, pero cada una enfocada en su propio dispositivo móvil, lo que impide la conexión interpersonal genuina.

Todo ello, nos constituye en sujetos conectados, pero con vínculos endebles, desapegados de otros seres y cosas. Esto conlleva el aumento del individualismo, el egoísmo y el narcisismo que son factores significativos que contribuye a la sensación de soledad en la sociedad actual.

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Relaciones narcisísticas: el enfoque en el yo, el desapego y la disminución de la empatía

La cultura actual, a menudo, valora la realización personal y el éxito individual por encima del bienestar colectivo.

La preocupación y empatía por los otros se debilita. Esto lleva a las personas a centrarse más en sus propios objetivos y deseos, dejando de lado las relaciones interpersonales y la comunidad.

Cuando el sujeto prioriza sus propias necesidades y deseos sobre las de los demás, las conexiones sociales se licuan.

Pero con la gran paradoja de que, si no nos vinculamos con los otros, esos otros tampoco se vinculan realmente con nosotros.

Por ello cuando necesitamos de los otros es cuando nos damos cuenta de nuestra soledad y gran vulnerabilidad.

Este modo de relacionarnos, solo desde nuestras necesidades, produce un aumento del narcisismo y el egoísmo y a medida que el egoísmo crece, se reduce la capacidad de las personas para empatizar con los demás. Gobierna el desapego al otro por la primacía del yo

vínculos de afecto y soledad

La empatía es crucial para construir y mantener relaciones significativas, ya que permite a las personas comprender y responder a las emociones y necesidades de los demás.

Cuando las personas adoptan una postura más egoísta o narcisista, pueden ver las relaciones como transacciones, donde se busca obtener algo a cambio, en lugar de disfrutar de la compañía y el apoyo mutuo. Esto lleva a relaciones utilitaristas, superficiales y menos satisfactorias emocionalmente.

Además, una postura más narcisista lleva a una mayor desconfianza hacia los demás.

Las personas pueden ser más reacias a abrirse y compartir sus verdaderos sentimientos, lo que dificulta aún más la formación de vínculos profundos y significativos.

El aumento del individualismo, el egoísmo y el narcisismo en la sociedad moderna contribuye a la sensación de soledad, al debilitar las conexiones sociales, la preocupación por el otro y reduce la capacidad de formar relaciones profundas y satisfactorias.

La combinación de estos factores con los cambios tecnológicos y sociales mencionados anteriormente crea un entorno en el que, a pesar de estar más «conectados», muchas personas se sienten más solas.

 

No nos responsabilizamos de nadie y nadie se responsabiliza de nosotros.

Si bien quedan muchos temas por desarrollar y profundizar en este tema, por desgracia, tal como se me enseño al escribir en un blog: “los artículos no pueden tener más de 1000 o 1100 palabras, porque si no, no los lee nadie” y este artículo ya tiene 1808 palabras

 Por ello 2 cosas, primero si has llegado hasta aquí, es que eres de los pocos y eso habla de tu capacidad de leer y contemplar por más tiempo y segundo, el tener que escribir brevemente, (más en un tuit), indica justamente lo que hablamos, la comunicación que se impone actualmente es pura información superficial, breve y de poco contenido, como las relaciones actuales.

Narrar, contar historia, explicar una postura, requiere profundidad, muchas palabras, explicación, escucha, tiempo, contemplación, cosas necesarias para lograr reconectar emocionalmente y de manera duradera con el otro.

Pero eso ya es para otro artículo. Ya que llevo 1923 palabras.

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Autor: Andrés Quinteros

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